Con licencia para comer. Esto llama la atención cuarenta años después, porque tan exagerado no estuvo. ¿A cuántos los retaban cuando chicos por comer a deshoras? Y sí, un «lolo» de 17 años, en esa época, todavía era un cabro chico en muchos hogares. Un cabro que no se mandaba solo y tenía que obedecer en todo.
Naturalmente que la intención de Evercrisp era sacarse la norma social de que había un momento y lugar para las papitas y que la cosa no andaba al lote. Había que aumentar la venta de papitas y esa norma social no ayudaba. Y de ahí el «con licencia para comer». Estas papitas no eran para lugares especiales ni momentos especiales. Eran para comer… «cuando tenga ganas».
Pero todo quedó sólo en la intención marketera. Los castigos por comer a deshora, para los cabros chicos, se quedaron en muchas casas por harto rato más.
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