
Tengo una técnica media friki para despertar feliz que al menos por ahora me funciona.
Me levanto a las 7, pero programo la radio reloj para que me despierte a las 6:45. Pero no sólo eso, aquà está la gracia: no dejo sintonizada cualquier radio. Ya verán. Seis con 45. Se enciende la radio y sale un locutor diciendo "faltan 15 minutos para dar vueltas por el universo". Entonces yo me digo "faltan 15 minutos para apagar a ese huevón". Luego... "faltan 5 minutos para dar vueltas por el universo..." Y yo me digo "faltan 5 minutos para apagar a ese pelota..." Al final cuando parte el programa y sale hablando el pelotudo de Bianchi, ahà la apago y despierto feliz.
Es tan simple... ¡y da tanta felicidad!
Tiene una sola cosa mala: depende del pelota de Bianchi. Un dÃa el pajero empezó el programa a las 7 y cuarto.
* Publicado originalmente en Webzetera

De vuelta del Homecenter, con unas pocas cosas, entre ellas un set de vasos, los que aquà deben reponerse cada 1 o 2 meses. Abro el pack y tomo un vaso. Abro el refrigerador para tomar una rica agüita mineral. "No lavaste ese vaso", me dijo. "Quizás dónde estuvo ese vaso, como el Homecenter no vende comida le da lo mismo que hayan ratones..." No le hago caso y tomo. Luego le hago un comentario: "HabÃa probado otros, pero, en serio, no hay como los ratones del Homecenter... tienen ese gustillo... Qué rica agüita de ratón..."
Por ahà dicen: la tele deja hueón.
* Foto de carmenberenguer (CC BY-NC-SA 2.0)
Era la primera mitad de los 80s y Hernán OlguÃn, destacado periodista de ciencia y tecnologÃa, sorprendÃa semana a semana a través del Canal 13 con su serie "Mundo". Uno de esos programas una vez tuvo en su pauta un reportaje que explicaba toda la historia del disco, hasta la época en que fue realizado. Mientras el vinilo aún era muy popular y con suerte tenÃamos cassettes, él nos mostró lo que en los paÃses desarrollados era la última chupá del mate: el Compact Disc. Sin dejar de lado la advertencia de que el reportaje fue hecho con el "ritmo" televisivo de esa época, hay que reconocer que es una joyita como pocas, de esa tele que ya no se hace.
El video embebido corresponde a la primera parte (de 4). La segunda, tercera y cuarta partes, siguiendo los links respectivos. Mega aportazo de chanolio en YouTube.
Tomar la música de un programa de la tele, agregarle cosas de propia cosecha, remixarlo todo y tate, hit al instante. Ya tuvo lo suyo la Bella Genio, como no iba a salir algo "en español". Entonces salió esto. Ninguna obra maestra, pero no me van a negar que p'ta que es pegote...
Eran los viejos y rancios ochentas. A la cerveza se le llamaba "pilsener" o, más popularmente, "pilsen". VenÃa en deslucidas botellas de algo más de medio litro, de vidrio café, nulo diseño y rasca etiqueta. ¿Y cómo la vendÃan? Pa' quitar la sed. Refréscate con una "pilsen". Porque ése era el concepto. Y los tipos se corrian la maratón y al final qué... ¿se tomaban un Gatorade? ¿Un agua mineral, talvez? ¡No, los hueones tomaban pilsen! Y aparece este comercial con un "cabro chico" Solabarrieta que decÃa: "¿Ud. sabe lo que significa correr... 15 kilómetros... sin parar? Yo lo sé. Y le voy a decir que después de eso, lo único que quita la sed es una PÃlsener Dorada." ¡Mega cueeeeeeeek!
O sea, si eris abstemio, tai sonao.
Eran tiempos inocentes. Todo lo que decÃa la tele era una verdad incuestionable. Si te decÃan que la pastillita se tomaba sin vaso y sin agua... ¿qué onda... era un dulce? Pero lo encontrábamos genial. Si un gil aparecÃa tomándose la pastillita y se mejoraba al tiro, eso no era publicidad engañosa, no señor... Si aparecÃa en TV, eso eliminaba de inmediato toda sospecha de chanterÃo. Ahora bajo la bandera del "llame ya" o del "producto natural" nos meten palos picados como suplemento alimenticio o baratijas chinas de dudosa eficacia.
Era maravilloso, le creÃamos a la tele a ojos cerrados y éramos felices.

...cuándo decir esas palabras: te quiero. ¿Cuando lo sienta? ¿Y si no estoy seguro de lo que siento?
¿Lo sabes tú?
* Foto de Funny_Games (CC BY-NC-SA 2.0)
Fue un mal dÃa.
Depre. Cuestionamientos varios. ¿Me puedo o no mi pega? No estaba la jefa. Las proridades se me confundÃan. Quedaba la mitad del dÃa y tres cuartas partes de la pega. Intenté alegrarme el corazón y el ánimo con una pizza.
Anita iba con un amigo. Pero me miró y me sonrió. Y seguà frente a la pizza, que al menos me quitó el hambre.

Cada vez que voy a la máquina de café no puedo evitar mirar donde estás. Me saludas desde tu cubÃculo y eso me encanta. No me aguanté y tuve que ir y saludarte.
Estoy tomando mucho café. Sólo por verte sonreir.
* Foto de wayne.vernon (CC BY-NC 2.0)

Primer acto: Se abre el telón y aparece en escena una máquina Vendomática. Aparece Preto (o sea yo) e ingresa las monedas. Primero una de $50, OK. Crédito: 50. Luego una de 100. Se oye el sonido de la moneda entrar, pero el visor insiste en mostrar "Crédito: 50". Revisa el depósito del vuelto y está vacÃo. Frustrado, le aforra un par de patadas y golpes a la máquina. Presiona el botón para liberar la moneda y no cae nada. Hecho furia, ingresa a la oficina y se entera que no fue el único estafado y que al menos a 3 personas más los cagó la máquina. Llama al número de servicio al cliente de Vendomática y reporta lo ocurrido. "En cuanto solucionemos el problema le avisamos" respondió la operadora, con una voz como si estuviera acostumbrada a recibir llamados asÃ. No pidió ni discupas. Se cierra el telón.
Segundo acto: Se abre el telón. Preto va a su escritorio, abre Word, y teclea con letra tamaño 20000 el texto "MAQUINA MALA", lo imprime, toma la cinta scotch y la hoja impresa, sale de la oficina y pega la hoja sobre la máquina, por arriba y por abajo también (la pega bien hecha). Se cierra el telón.
Tercer acto: Se abre el telón. Aparece un utilero con un block de dibujo, lo muestra a la audiencia y aparece en la primera hoja el texto "DÃa 1". La máquina sigue con la hoja de "MAQUINA MALA" pegada en frente. El utilero desprende una a una las hojas de su block: "DÃa 2", "DÃa 3", "DÃa 4"... Llega a "DÃa 7" y sale de escena. La máquina continúa con el letrero pegado. Se cierra el telón.
Cuarto acto: Se abre el telón y aparece la máquina sin el papel pegado de "MAQUINA MALA", funcionando, como si nada. Se cierra el telón.
La máquina finalmente luce como muestra la imagen. ¿Pensarán que van a llegar 6 o 7 personas a digitar 102 en la máquina y dispuestas a irse sin nada para que esta máquina de mierda se digne en vomitar un paquete de ramitas de la opción 102?
A Preto nunca lo llamaron. A esta empresa no le interesa la buena relación con los clientes. Sólo vender, ocupar a sus clientes como informantes de máquinas malas, no responder nunca por monedas tragadas y seguir vendiendo.
Vendomática, vales hongo.
Por qué me siento tan bien abrazándote.
Por qué me siento tan bien cuando nos vemos en el pasillo y nos sonreÃmos.
Por qué siento ganas de conocerte más.
Por qué todavÃa tengo tanto miedo.
* Foto de Kozma Gergely (CC BY-NC 2.0)
Cuando llegué a trabajar ahÃ, llegué al piso 5, un piso que recientemente habÃa sido ocupado por la empresa y en el que, salvo los computadores, impresoras y demases, todo era viejo. Era como retroceder 20 o 30 años. Yo estaba en uno de esos cubÃculos centrales, pero el resto de mi área estaba metido en una oficina aún peor. Pero no era del todo malo, dentro de esa oficina, como no molestábamos a nadie, celebrábamos hasta los cumpleaños. En este piso nos tocaron esas jornadas maratónicas testeando servicios para la famosa Reforma. En este piso casi me agarré con mi partner. En este piso pasaba a menudo el fantasma cortacabezas y pensaba a cada momento en que me iban a despedir.
Asà como lo ven, este piso ya no existe (y ya les mostré en lo que se convirtió). Pero aún asà lo recuerdo con pena.

Si hay algo que ha marcado mi vida y mi percepción desde fuera de lo que significa la vida en pareja, ha sido la cantidad de historias de relaciones tormentosas, fracasadas e ingratas de las que he sabido. Los tentáculos de esta realidad se han expandido entre mi cÃrculo de amistades, familiares, hasta en mi grupo de compañeros de trabajo.
Isa representa todo o casi todo lo que pudiera representar una joven de esfuerzo: a la par que trabaja y ha sido bien evaluada y hasta se ganó una beca de la empresa, estudia en un instituto en horario vespertino, crió sola a su hijo y, como se podrá deducir por esto último, le pasó lo que a muchas: se metió con un "huea".
Y yo, guardándome, conociendo mis limitaciones y el hecho objetivo de que no estoy listo para una relación de pareja, mientras que otra gente, egoistamente, le echa pa'elante no más y le caga la vida al resto con sus peinadas de muñeca.
Isa es un misterio aún para mÃ. Compartir el Metro con ella mientras volvÃa a casa fue algo que me ayudó a ponerme en contexto sobre quién es ella y cual es su mundo, pero el conocer a una persona es algo que, va a sonar a lugar común, pero es algo que no acaba nunca. Ella guarda tanto misterio para mà como yo al parecer para ella. Y lo que no me ayuda mucho en todo esto es que yo no hablo nada, por lo que todo lo que pueda "recolectar" de ella va a venir de lo que pueda escucharle hablar. O casi.
Estoy a punto de considerar tomarme lo de conocer más a Isa como una suerte de proyecto personal. Y lo de su tormentosa vida con el innombrable... me temo que deberá quedar fuera. El cuento se tratará de alegrarle un poco la vida y mis demás compañeros de trabajo ya están en ésa. Es la idea.
Si la vieran cuando sonrÃe...
* Foto de fensterbme (CC BY-NC 2.0)
* Publicado originalmente en Webzetera
Rescatando del olvido este temón AM. Actuación del grupo Bravo (sÃ, los de "Lady, Lady") en la Teletón del '85.
Hay arroces que nunca se granean,
en cambio Tucapel queda siempre graneado.
Hay arroces que vienen muy partidos,
en cambio Tucapel es el más entero.
Hay arroces que no tienen buen sabor,
en cambio Tucapel es el más sabroso.
Hay arroces que son muy oscuros,
en cambio Tucapel es más blanco y puro.
Inmortal jingle ochentero del "arroz de siempre".