Era mediados de los noventas y ya nos tocaba el turno de recibir una golosina que del otro lado ya llevaba una década entera. «Si quieres llegar al corazón, usa las palabras correctas…» Y así, para engrupir, como un gesto bonito o, en este caso, para que el cabro que dio jugo en la prueba de Matemáticas pueda ganarse a la profe y así subir nota, bien valía regalar un Bon o Bon. O en fin, en un mundo paralelo en que eso funcione con los profes.
Y ya que estamos en esto, obviamente no lo dice su sitio oficial, pero el Bon o Bon fue una idea (fuertemente) inspirada en el Serenata de Amor de Garoto, pero con crema de maní en vez de castaña de cajú para hacerlo más económico. Se lanzó en Argentina en 1984 y el resto es historia.
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