En tiempos en que no salíamos del chicle de menta o de tuttifrutti, apareció el Grosso. Un «chicle soft». Lo que sea que eso signifique. Y para el réclame, recrearon un... ¿camarín de modelos? Porque, obvio, cómo no cachai, antes del desfile había que comerse un chicle pa' la suerte.
Tengo la impresión de que el de sandía fue un pequeño fenómeno.
[vía]


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