Preto Dato: ¿De dónde salió Don PÃo? (y cómo terminó de rostro de Winter)
- Por admin
- octubre 29, 2025
Ahora, nuestro cuarto Preto Dato, con mucho Winter ya.
Cuando una copita de Alto del Carmen tenÃa el poder de convertir a un vagabundo (personificado por Héctor Noguera) en un refinado caballero francés.
Héctor Noguera hizo pocos réclames. Pero, de los pocos que hizo, éste fue impecable. Tal vez, cine.
Se vale soñar.
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Ser un producto alternativo a uno bien reconocido por lo general es una posición no fácil. En el caso de los chocolates "-nuss", ¿necesito decir cual es el hiper mega referente? Pregúntenle a los similares al caldo Maggi, a la toalla Nova (aunque en papeles la cosa no es tan dramática) y a todos esos productos de marca propia que tratan de destacar en las góndolas de supermercado por el precio y, muy incipientemente aún y en casos contados, por otros factores como los intentos de identidad propia. Intentos. ¿Y qué puedes hacer para que te vean? Enganchar a la gente con humor. Luego le muestras el producto y sus buenas cualidades y listo. Si lo hiciste todo ordenadito y creativo, y te aseguraste de que se note bien la marca, misión cumplida. ¿Se me queda algo? Compasión, no soy publicista.
Muchas veces he dicho que, para regalar algo, lo más importante es que a la otra persona le guste el regalo. Pero muchas veces olvidamos que también es importante que no exista una tentación de quedarse con el regalo. Peor, que quien regala tenga un mal historial en esta materia. Y peor aún, como si todo eso eso fuera poco, terminar discutiendo con una... cosa, en este caso un objeto tan común y ordinario como un perro de taxi y sus sà y no. Con tanta distracción, da lo mismo el regalo, de milagro llegó a la fiesta. No me extrañarÃa que en el camino haya chocado el auto.
Regálalo, si puedes. La voluntad de llegar a la fiesta con el regalo, miserablemente derrotada por un perro con resorte. La opinión popular podrá calificar el Golden Nuss no precisamente como el mejor chocolate de su categorÃa… pero las risas no faltaron.
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Qué canal produjo este réclame de Fantasilandia… y por qué el 11.
Antes de la larga relación Mundomágico/Fantasilandia con UCV TV, estuvo esta época más breve con el antiguo Canal 11 de la U. de Chile. Se llegaron incluso a hacer programas desde Mundomágico, como el “Déjelos con nosotros”.
Nunca supe a qué vino el cambio. Talvez… plata. Pero de que hubo más corazón en el UCV, pos sÃ.
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Entre los primeros recuerdos que tengo de gente en foros de Internet comentando cosas antiguas, aparecÃa hace un par de décadas uno que otro forista recordando este réclame de Tesa Moll, de fines de los ochentas, con el billete de 5 lucas fugándose de la billetera.
Y esto tuvo un antecedente unos años antes con otro réclame. Pero esta vez, en cambio, nada de aire pintado ni cosas que no se midan en plata. Lo que se te está escapando por la rendija es un billete. Y de cinco lucas.
Con plata lo entienden, pensaron.
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¡Tugar, tugar, salir a buscar! Como el juego de cabros chicos, asà mismo le puso Chamonix a su helado. Un cono, o mejor dicho, un vaso con forma de cono… nah, ya ni caso tiene complicarse: era como un Danky pero en cono plástico y que te lo comÃas con cuchara… y con un chicle en el fondo.
Si me lo preguntan, un chicle al final le quita toda la frescura al helado pero ñeh, era un helado pa cabros chicos y, al final, como que todo suma.
Chamonix todavÃa tenÃa su cuento. Y después llegó Savory a desmantelarla poquito a poco, pero eso ya lo conté varias veces.
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No son pocas las referencias en la cultura popular sobre los Suzuki. Fueron los furgones escolares de toda una época, antes que fueran reemplazados por vehÃculos más grandes y con mayores prestaciones, esgrimiendo motivos de seguridad. Fueron, mucho antes que los actuales city-car, el vehÃculo económico por excelencia. Fueron el vehÃculo de carga de toda una época, antes de la masificación de las Chevrolet Luv.
Un jingle con alegrÃa, con alma y, a la vez, una cápsula del tiempo.
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Y ya salió el tercer Preto Dato, con una historia que no tuvo un solo comienzo… y que tampoco fue tan obvia.
De esas cosas que siempre saltan a la mesa recordadas por más de alguno y, probablemente, lo más jugado que haya lanzado la Soprole ochentosa. Yoghurt batido sabor limón. Y llegaba ese cabro chico al ensayo, se sentaba a comerse su yoghurt de limón y, a cada cucharada, alguien de la orquesta perdÃa la nota o se descuadraba, tan sólo de imaginar el sabor.
Duró súper poco, pero se le valora lo jugado. Aunque yo… no lo comerÃa.
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Nunca antes Morenita habÃa sido tan clásica y elegante como en ese cambio de década ochenta-noventa. Y nunca más lo fue.
A la tradicional malta la representaron en la forma de este caballero en blanco y negro que llegaba al bar a pedir su Morenita de siempre y que aún lograba llamar la atención. Una chica se siente atraÃda por este caballero clásico, a lo cual, muy caballero, le invita. Y todo para que, al final, este señor venido de otra época, se esfumara. AsÃ, sin más.
De un final incómodo, fue uno de los contados réclames que, siendo chico, nunca entendÃ.
Después de eso, fue todo decadencia, incluyendo una promo y hasta un réclame con el Kike. Y después, nada.
Pero la idea era ésa: aún en los tiempos que corrÃan, a este clásico se le pegaba la gana de volver de la nada, reclamar su espacio, atraer miradas… e irse, también de la nada.
Un misterio. Al igual que el que nunca más volvieran a hacer algo asÃ.
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Cuando revisábamos el réclame de Picnic del vendedor ambulante de los noventas, alguien mencionó éste. O sea, no este réclame, sino este Picnic. El Picnic original ochentoso. Y en su época original no era un chocolate de los baratos, sino que era como un sÃmil chico del Sahne-Nuss, pero de Costa. Montaron todo un cuento de personas estresadas, con pegas que en esa época eran percibidas como estresantes. Supieran ahora. Y el gran relajo era mandar todo a la punta del cerro, parar… y comerse un Picnic.
Como era la costumbre, estos productos de esa época de Costa se lanzaban junto con el Festival de Viña. Y después seguÃan la campaña por el resto del año.
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