Guatearon en Viña un día: Vanessa Miller, la nana argentina (2003)

  • Por Canal Preto
  • enero 20, 2023


Este fue un número en el Festival de Viña de los dosmiles que tal vez se recuerda más de lo que debería. Desde hacía algún tiempo que la actriz Vanessa Miller, gracias a unos años durante los cuales había vivido y trabajado en Argentina, se las ingenió para moldear un nuevo personaje que tuvo algo de relevancia en la tele de su tiempo: Bárbara Belorti, "la nana argentina". De ahí se dieron las posibilidades de llevar el personaje al escenario de Viña en el 2003. Lástima que el "monstruo" no entendió la propuesta. De partida, irrumpió sin presentación, lo cual se podría considerar como un arma de doble filo, ya que, si bien es un recurso que sirve de cierta forma para marcar la actitud del personaje, si no se hace bien deja la sensación de una falta de orden o estructura que no todo el mundo entiende. Pasando al contenido, el show no fue completamente nefasto en sí mismo. Fue sólo que la ametralladora de frases de doble sentido no es gratis. No basta con tirar frases una tras otra, porque sí, gratuitamente, esperando una buena acogida. Y ni contemos las poses "x-rated" que dejaban la impresión de no saber si estábamos mirando Viña o una película picante de bajo presupuesto. La inseguridad de la actriz era notoria. Y toda la intención se vino abajo cuando preguntó al público si querían ver los "premios" (en joda) que tenía para Vodanovic. Por qué cresta le preguntó al público. En ese momento se le vino abajo el show. Pocos minutos después pasó a lo de los bailarines que, en fin, posiblemente había un trato para que aparecieran en el escenario sin importar qué, al ritmo del playback de Vanessa (que vaya que se notó) y acto seguido se larga a cantar un trozo de "Sólo le pido a Dios" que, asumámoslo, no juntaba ni pegaba con nada, aunque la intención haya sido buena. Finalmente, acepta que es tiempo de retirarse, recibe el saludo de su madre, la también actriz Liliana Ross, quien de paso tuvo que guardarse la vergüenza, y listo, fin. Acababa de morir un personaje, y acababan unos incómodos nueve minutos que, como ya dije, no deberían recordarse tanto. 

También te podría interesar

0 comentan