Eran los noventas y gracias al poder de la tele a color todos cantaban "Vero, Vero, Vero...". Y es que el recurso infantil y enfermo de la repetición, sumado a la costumbre de cierto locutor ochentero de radio AM de cantar el característico "Buena buena buena, buenísima buena, buena buena buena, buenísima está..." cada vez que invitaba a una fémina atractiva a su programa en la tele, terminaron por pavimentar el que una conocida empresa de productos de aseo terminara por usar la mentada melodía en un comercial.

Si Julito y su orquesta no cobraron su tajada luego de esto, es que se pasaron de giles.