Canal Preto, 10 años

  • Por Canal Preto
  • diciembre 07, 2014

Podría decir que ese meme de la rana René de ayer resume todo mi sentimiento luego de haber llegado a mantener este espacio con vida por toda una década. Meter menos ruido que una pluma. El asunto era hacerse temático o morir. Ésos que estuvieron siguiendo de cerca este lugar, comenzaron a irse y a dejar además sus propios espacios botados, en favor de la nueva maravilla de las redes sociales, algo que el blog había comenzado como diarios de vida personales donde cualquiera podía poner sus pies y dejar rastro de su presencia. Se armaron grupos, juntas blogueras, eventos varios. Fue una época bonita.

El antecedente de este espacio fue un blog enteramente personal, más precisamente una "bitácora", como en España se acostumbraba llamar, denominación que aquí heredamos. Eso fue Webzetera, un espacio que quiso ser algo bonito y con alma, que me sirvio para conocer buena gente, algunos con accidentes entre medio siguen hasta hoy, pero que tuvo un final triste. Un bajón depresivo que se arrastró por un par de meses me llevó a cerrarlo, un 3 de diciembre del 2004, día viernes. Recuerdo que muchos se despidieron ese día. Pero ya el lunes siguiente comenzaba nuevamente, en limpio y con otro nombre. Otra vez, con una orientación puramente personal. No le dije a nadie al comienzo. Pasó sus años como espacio personal, para luego comenzar de a poco a meter otros temas. La música. La tele. Incluso llegó a ser un espacio para dejarle algunas líneas más o menos seguido a la mujer soñada que aún no llegaba -y que aún no llega-. Pero el golpe de timón definitivo fue hacia lo retro. Eso coincidió más o menos con el boom de Facebook. Fue casi justo a tiempo.

Entre medio me metí a hacer podcast. Los primeros experimentos fueron dentro del primer año. Jugaba a hacer lo que hacían otros y que sentía que podía resultar. Mucho antes que se pusieran de moda los "youtubers", a 5 años de empezar el blog, me comenzaba a preguntar si era hora de hacer videos para el blog. Empecé a documentar la vida casera, publiqué un video de mi mudanza, traté de hacer trabajos pseudoartísticos, o sea de esas cosas que uno tiene todas las ilusiones de que fuera algo artístico, pero que se quedaban ahí. Pasé a la misma orientación personal de los comienzos del blog, pero en video. Hice una serie de 7 capítulos de mis primeras vacaciones "muy lejos de casa" que aún me emociona por algunos momentos al verla. Hice un "no-ticiero" agarrándome de titulares estúpidos de los publidiarios. Hice una serie de corta vida de monólogos siguiendo más o menos el estilo de los youtubers gringos aunque, mejor dicho, una youtuber canadiense que en ese tiempo hacía videos así, pero que actualmente hace videos de viajes -muy interesante, vale la pena verla-. Algunas fueron buenas experiencias, otras más o menos y otras definitivamente nefastas -ya estaré comentando eso dentro de este mes aniversario-. Hice una serie de lo cotidiano, tratando de darle un toque artístico, que no sé aún si lo logré y en qué medida. El triste sepia fue por años el color dominante, hasta que ventilé todo este lugar y le dí vivos colores rojos y naranjas. Mientras tanto, logré hacer una serie vivencial en la que cuento historias cortas, grabadas en los mismos lugares en que las viví y que, creo, ha sido lo más bonito que he hecho.

Han pasado tantas cosas y ha pasado tanta agua bajo la cuerda floja llevando tantas cosas. Pero eso ya formará parte de este mes aniversario. Un mes que no podría llamar "de celebración" -porque aún siento que es como dice una canción de Cristina y Los Subterraneos, o sea, que "no hay nada que celebrar"-. Más bien, y siendo bien generosos, un mes de conmemoración.

Para la posteridad, será un mes de recuerdos. De esos que siento que hasta el ruido de una pluma ha logrado hacer deslucir y que ahora comienzan a aparecer con la dignidad de quien siempre trató de hacer lo que muchos allá afuera aún buscan: hacer lo que me gusta.


También te podría interesar

0 comentan