De esas cosas que siempre saltan a la mesa recordadas por más de alguno y, probablemente, lo más jugado que haya lanzado la Soprole ochentosa. Yoghurt batido sabor limón. Y llegaba ese cabro chico al ensayo, se sentaba a comerse su yoghurt de limón y, a cada cucharada, alguien de la orquesta perdía la nota o se descuadraba, tan sólo de imaginar el sabor.
Duró súper poco, pero se le valora lo jugado. Aunque yo… no lo comería.
[vía]
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