¡Tugar, tugar, salir a buscar! Como el juego de cabros chicos, así mismo le puso Chamonix a su helado. Un cono, o mejor dicho, un vaso con forma de cono… nah, ya ni caso tiene complicarse: era como un Danky pero en cono plástico y que te lo comías con cuchara… y con un chicle en el fondo.
Si me lo preguntan, un chicle al final le quita toda la frescura al helado pero ñeh, era un helado pa cabros chicos y, al final, como que todo suma.
Chamonix todavía tenía su cuento. Y después llegó Savory a desmantelarla poquito a poco, pero eso ya lo conté varias veces.
[vía]
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