La historia de este alimento, repartido en los centros de salud primaria desde que tenemos memoria, tiene sus antecedentes en los albores del siglo pasado. La "Gota de Leche", como fue llamada en su tiempo, fue la institución que comenzó todo, repartiendo alimentos y medicamentos a niños desnutridos. En los años siguientes esta responsabilidad pasaría de manos, apoyada en la creación de instituciones como la Caja del Seguro Obrero y el apoyo de la Ley de la Madre y el Niño, vigente desde 1937, pero aún con todo esto no se podía alcanzar a todo el mundo.
Con la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952, se comenzó a gestar la verdadera masificación de estas iniciativas sociales. A la leche y los medicamentos (fundamentalmente vitaminas), se sumaba la entrega de harina fortificada. En esos tiempos se manejaban cifras del orden de varios millones de kilos de leche en polvo repartidos. Eran los tiempos de la "leche muda", como le decía la gente. Porque de marca, nada aún.
Durante el gobierno de Salvador Allende se acuñó el lema "Medio litro de leche diaria, para que el pequeño sea grande mañana" y se logró duplicar su alcance, llegando incluso hasta a cubrir las necesidades nutricionales de "niños" de 15 años.
La marca "Purita" surge en 1974, durante el gobierno militar, para denominar la ya clásica y popular fórmula láctea. Luego, como una forma de paliar la reventa (supuestamente "penada por la ley"), se creó la "Purita Cereal", fórmula potenciada con vitaminas y minerales y exclusiva para preescolares. Y ahora, recientemente, la variedad "Purita Mamá", especial para madres que amamantan.
De mis recuerdos de Purita, podría mencionar que luego del famoso "Control del Niño Sano" que uno tenía que hacerse en el consultorio hasta los 6 años, el ya "hábito" era ir al mesón al lado con la mamá y recibir dos cajas de Purita y dos bolsas de arroz. Na' de arroz graneado rico. Era arroz de sopa, y no servía para otra cosa, bueno, tal vez para hacer arroz con leche. No recuerdo si a la mamá de uno le timbraban una tarjeta especial o el "carnet" (nombre corto para el "Carnet de Salud Infantil") que en verdad era una libreta de color celeste que llevaba en la tapa una ilustración estilizada de una madre y su hijo y que servía, entre otras cosas, para echarse aire durante esa larga y tediosa espera antes de ser llamado, además de llevar el registro de los controles y donde el médico anotaba la fecha, la talla y el peso de uno. El asunto es que luego del reparto de estos alimentos, todas las mamás partían a un rincón donde había un basurero grande y que siempre estaba lleno de cajas de Purita, de cartón rústico, porque las mamás les sacaban la caja y se llevaban sólo las bolsas que eran de simple plástico (nada de aluminio ni cosas raras como las que dan ahora) y llevaban una leyenda sólo con letras del tipo "PURITA - PROPIEDAD DEL ESTADO DE CHILE - PROHIBIDA SU VENTA", encerradas en un doble cuadrado con bordes redondos que era rojo para la Purita regular y verde luego para la versión Cereal.
El envase decía que era instantánea (hasta el día de hoy), pero es mentira: era típico que quedaba con mil grumos, aunque uno al final aprendía a seguír las instrucciones del envase, que decía claramente "disolver en media taza de agua caliente, luego agregar agua hasta completar una taza". De las típicas cosas que uno aprendía luego de un mal rato.
Hoy en día muchos aún recordamos esa época. La Purita aún (y siempre) la han vendido en supermercados por si uno la quiere comprar. Y hasta hay un grupo en Facebook que reune a quienes la recuerdan con nostalgia o que aún dicen consumirla, o incluso a quienes recuerdan haberla comido seca.
Igual era rica seca. Yo le ponía un poco de azúcar eso sí. Mañas mías.
La historia de los programas de alimentación del Gobierno y de Purita la pueden encontrar aquí.
Con la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952, se comenzó a gestar la verdadera masificación de estas iniciativas sociales. A la leche y los medicamentos (fundamentalmente vitaminas), se sumaba la entrega de harina fortificada. En esos tiempos se manejaban cifras del orden de varios millones de kilos de leche en polvo repartidos. Eran los tiempos de la "leche muda", como le decía la gente. Porque de marca, nada aún.
Durante el gobierno de Salvador Allende se acuñó el lema "Medio litro de leche diaria, para que el pequeño sea grande mañana" y se logró duplicar su alcance, llegando incluso hasta a cubrir las necesidades nutricionales de "niños" de 15 años.
La marca "Purita" surge en 1974, durante el gobierno militar, para denominar la ya clásica y popular fórmula láctea. Luego, como una forma de paliar la reventa (supuestamente "penada por la ley"), se creó la "Purita Cereal", fórmula potenciada con vitaminas y minerales y exclusiva para preescolares. Y ahora, recientemente, la variedad "Purita Mamá", especial para madres que amamantan.
De mis recuerdos de Purita, podría mencionar que luego del famoso "Control del Niño Sano" que uno tenía que hacerse en el consultorio hasta los 6 años, el ya "hábito" era ir al mesón al lado con la mamá y recibir dos cajas de Purita y dos bolsas de arroz. Na' de arroz graneado rico. Era arroz de sopa, y no servía para otra cosa, bueno, tal vez para hacer arroz con leche. No recuerdo si a la mamá de uno le timbraban una tarjeta especial o el "carnet" (nombre corto para el "Carnet de Salud Infantil") que en verdad era una libreta de color celeste que llevaba en la tapa una ilustración estilizada de una madre y su hijo y que servía, entre otras cosas, para echarse aire durante esa larga y tediosa espera antes de ser llamado, además de llevar el registro de los controles y donde el médico anotaba la fecha, la talla y el peso de uno. El asunto es que luego del reparto de estos alimentos, todas las mamás partían a un rincón donde había un basurero grande y que siempre estaba lleno de cajas de Purita, de cartón rústico, porque las mamás les sacaban la caja y se llevaban sólo las bolsas que eran de simple plástico (nada de aluminio ni cosas raras como las que dan ahora) y llevaban una leyenda sólo con letras del tipo "PURITA - PROPIEDAD DEL ESTADO DE CHILE - PROHIBIDA SU VENTA", encerradas en un doble cuadrado con bordes redondos que era rojo para la Purita regular y verde luego para la versión Cereal.
El envase decía que era instantánea (hasta el día de hoy), pero es mentira: era típico que quedaba con mil grumos, aunque uno al final aprendía a seguír las instrucciones del envase, que decía claramente "disolver en media taza de agua caliente, luego agregar agua hasta completar una taza". De las típicas cosas que uno aprendía luego de un mal rato.
Hoy en día muchos aún recordamos esa época. La Purita aún (y siempre) la han vendido en supermercados por si uno la quiere comprar. Y hasta hay un grupo en Facebook que reune a quienes la recuerdan con nostalgia o que aún dicen consumirla, o incluso a quienes recuerdan haberla comido seca.
Igual era rica seca. Yo le ponía un poco de azúcar eso sí. Mañas mías.
La historia de los programas de alimentación del Gobierno y de Purita la pueden encontrar aquí.