No son pocas las referencias en la cultura popular sobre los Suzuki. Fueron los furgones escolares de toda una época, antes que fueran reemplazados por vehÃculos más grandes y con mayores prestaciones, esgrimiendo motivos de seguridad. Fueron, mucho antes que los actuales city-car, el vehÃculo económico por excelencia. Fueron el vehÃculo de carga de toda una época, antes de la masificación de las Chevrolet Luv. Aunque no se salvaban de ser objeto de chistes. "A ése le dicen el Suzuki, porque con 1 litro huevea toda la noche" o "Parece furgón Suzuki, un puro toponcito y caga", etcétera.
Asà que les dejo este spot con gustillo a albores de los ochentas.
Asà que les dejo este spot con gustillo a albores de los ochentas.
PodrÃa decirse que IRT es de los temas favoritos de la casa. Asà que vamos con otro poco.
Con la aparición del revolucionario Sony Walkman en 1979, que apareciera una versión criolla del aparato era cosa de tiempo. AsÃ, un par de años después ya aparecÃa el "Personal Stereo IRT", el que, al parecer, tendrÃa prestaciones similares a su inspirador japonés. De hecho, fue un inspirador hasta en el diseño. Chile era un paÃs chico, poca cosa para las potencias foráneas, asà que talvez por eso la IRT no fue demandada... "En ese tiempo no se pagaban licencias" dicen muchos que vivieron ese tiempo, por ejemplo MarÃa Pastora Campos, la "TÃa Pucherito", a propósito de la "Chancha Piggy", copia descarada de su simil en los Muppets. Pero volviendo al tema, al menos el IRT tenÃa algo que el Sony no: la funda protectora negra, heredada de las antiguas radios portátiles de transistores (en chileno, "la radio del tata"). Aunque al parecer, carecerÃa de lo mismo que el Sony: receptor de radio.
Visto en fotos, la similitud al Walkman de Sony es ridÃculamente evidente.
Y por supuesto, el comercial de introducción del Personal Stereo de IRT, de 1981. Aportazo de EstudiosAqube, a estas alturas ya un conocido y más que recomendado de la casa.
Con la aparición del revolucionario Sony Walkman en 1979, que apareciera una versión criolla del aparato era cosa de tiempo. AsÃ, un par de años después ya aparecÃa el "Personal Stereo IRT", el que, al parecer, tendrÃa prestaciones similares a su inspirador japonés. De hecho, fue un inspirador hasta en el diseño. Chile era un paÃs chico, poca cosa para las potencias foráneas, asà que talvez por eso la IRT no fue demandada... "En ese tiempo no se pagaban licencias" dicen muchos que vivieron ese tiempo, por ejemplo MarÃa Pastora Campos, la "TÃa Pucherito", a propósito de la "Chancha Piggy", copia descarada de su simil en los Muppets. Pero volviendo al tema, al menos el IRT tenÃa algo que el Sony no: la funda protectora negra, heredada de las antiguas radios portátiles de transistores (en chileno, "la radio del tata"). Aunque al parecer, carecerÃa de lo mismo que el Sony: receptor de radio.
Visto en fotos, la similitud al Walkman de Sony es ridÃculamente evidente.
El Walkman original de Sony |
El Personal Stereo IRT de frente, con su funda puesta. |
El mismo aparato de la IRT, de costado. Al parecer tiene menos funcionalidades que el de Sony. |
Y por supuesto, el comercial de introducción del Personal Stereo de IRT, de 1981. Aportazo de EstudiosAqube, a estas alturas ya un conocido y más que recomendado de la casa.
Antes los helados eran simples, o al menos, su publicidad. Hoy los nombres son rebuscados y a veces poco o nada dicen de qué se trata el producto ni de qué sabor es. ¿Ejemplo? Condorihelado y su centro "plop". Sin comentarios.
Esta era una apuesta simple para un consumidor simple. O que por esos años lo era. Y con poca plata: sólo pagarles a unos niños (mejor dicho, a sus padres), un par de cámaras, un fondo de color plano, un logo plástico en que la parte blanca se podÃa levantar... y serÃa todo. Pero esto no es nada sin una frase "catchy" que lo junte todo. La consigna era "ba-te-ba-te-cho-co-la-te..." y realmente funcionó, al lÃmite que (y doy fe de ello) todos los niños de ese entonces andaban con el "ba-te-ba-te-cho-co-la-te...". Fue un logro comunicacional. HacÃan hasta juegos con la famosa cancioncita, repetida hasta el hartazgo. Y, junto con la década de los 80s, comienza la aparición de los productos "satélites", en otras palabras "monitos coleccionables" por canje o premios más grandes por concurso. Ya en su momento Savory lo hizo con Centella. En este caso tenemos la colección de la "Pandilla Bate Bate", lo cual no será el primer intento. Ya vendrán los "Minisavorytos", los "Tocables" y un buen etcétera.
Lo mejor de esta campaña: la niña que hace dormir a su muñeca y le ofrecen a cambio un Bate Bate. Y luego un histrionismo sencillamente de culto en una niña de su edad: "Me devuelves mi muñeca... ¡O ME DAS OTRO BATE BATE!"
Hace 30 años, Chile era un paÃs pobre. Nos conformábamos con poco. No existÃa el "juguete de moda". Los niños pedÃan réplicas de objetos que usaban los papás, léase licuadoras, lavadoras, coches de paseo para bebés, cortadoras de pasto, ponys de goma, etcétera, etcétera. Nada que ver con paÃses con más desarrollo como los Estados Unidos que ya hace 3 décadás aún más atrás tenÃan ya sus juguetes Ãconos (¿alguien dijo Barbie?). No voy a negar que Otto Kraus también tuvo sus juguetes Ãcono, pero fue como respuesta a la arremetida de importadoras que por esos años comenzaron a traer a Chile juguetes que eran la sensación en el paÃs del norte. Ahà fue cuando se "masificó" la Barbie (y sus imitaciones) o los Transformers, G.I.Joe y similares. Otto Kraus dio vida al camión Goliat, al pony de goma Pony Pong, al muñeco Dondo y tantos otros. Desde España, Jesmar también hacÃa lo suyo con inolvidables como la Jesmarina, Rosalba, Tiernecito y Tiernecita, y otros tantos más.
Era 1982. Ya sabe, ese año del fin del sueño del dolar a $39, la gran crisis financiera del Gobierno Militar. Y asà la gente se quedó estirando el billete. La gran ventaja de la gran tienda de Vicuña Mackenna 3919 (que hoy es sede de una universidad privada) era tener una "enorme" variedad de juguetes en un sólo lugar, buenos precios y además que "abrÃan sábados y domingos en la tarde". ¿Dije "buenos precios", cierto? Hoy un mall da todo eso y más (excepto los juguetes baratos).
En la Navidad del año de la "gran crisis", Otto Kraus la hizo de oro.
Resulta curioso ver un comercial tan antiguo, de una empresa que ya no existe. Más aún, de una AFP. De las 12 entidades iniciadoras del sistema en 1981, luego de creaciones y fusiones varias, hoy sólo hay 6. No es de extrañar que la pregunta fundamental (como en todo comercial de AFP de la época) sea "¿Por qué AFP Pepito?". Y las respuestas esgrimidas son varias: sus accionistas, su rentabilidad, su respaldo, servicio, yada, yada, yada. En las imágenes llama la atención que los afiliados de estas nacientes AFP llevaban la cuenta de sus saldos en una libreta, como las libretas de ahorro de los bancos. En sà era como lo mismo: un ahorro, pero "para cuando uno sea viejito", como me decÃa mi viejo cuando chico. Nadie se imaginó que los modelos y los supuestos ya no serÃan los mismos treinta años después y los polÃticos se pondrÃan a pelear y a jugar a economistas por un voto más.
Alameda AFP fue la primera AFP de mi viejo. Cuando vino la fusión siguió en Unión. Después se fue a Hábitat y ahora está en Provida... perdón... "ProVida", asÃ, con la V mayúscula, como le gusta al Snoopy. ¿Qué fue de los afiliados a Alameda y que nunca se cambiaron? Pues se fueron a Unión (fusión de Alameda y San Cristóbal en 1985) y luego a Provida (que absorbió a Unión en 1998). La "fome" pero documentadita historia de fusiones y yada yada yada está aquÃ.
Este espacio no es polÃtico ni económico ni nada de eso. Pero es interesante ver cómo antiguamente se vendÃa un producto nuevo. Más que eso, en realidad, un servicio.
Prende la Tele: Teleonce (maxicombo con extra logo, extra jingle, extra pantalla, extra videotape y extra teletipo)
- Por Canal Preto
- diciembre 15, 2013
El tema no es nuevo por estos lados. Ya lo revisé aquÃ, aquà y también aquÃ. Y es que no es menor ir hacia el pasado del canal que hoy es conocido por los usuarios de YouTube como "El Innombrable". De hecho, no es muy tirado de las mechas decir que lo único que El Innombrable y el antiguo Teleonce de la Universidad de Chile comparten es el número. Pero vamos a los aportes "nuevos" que aparecieron hace poco.
Hasta lo que conozco de esa tele de antes, no sabÃa de un canal que tuviera tanto jingle propio como Teleonce. Jingle para ir a comerciales, jingle para volver de comerciales, jingle de la "división deportes" (como el "área deportiva" pero con otro nombre), jingle para dar la hora y la temperatura, etc. Algunos de esos jingles, como el último del video, son una extraña mezcla. A quién se le ocurrirÃa mezclar una orquesta de televisión con un coro universitario. Ni al 13.
Otra cosa que llama la atención es su orientación hacia "los valores de la patria" y la "chilenidad". No por nada se hacÃan llamar "el canal de la chilenidad". La razón es más o menos simple: en los años 70s, el antiguo canal 9 de la universidad tuvo primero una marcada tendencia de extrema izquierda (incluso con toma de trabajadores incluida), lo cual después del golpe de estado no parecÃa, al menos en la percepción haber desaparecido. Según los mandamases en 1980 (fundadores de "el nuevo canal"), las razones para la refundación habrÃan sido el "yeta" del número 9 y "razones de marketing". Y además, hacerse "amigui" de la oficialidad. Tan amigui que en una oportunidad a Patricio Bañados se le despidió de su puesto en la lectura de noticias luego de haber tomado una noticia sobre un acto masivo de la oposición, donde el ex presidente Eduardo Frei Montalva pedÃa espacio en TV para la opción NO en el Plebiscito de 1980 que ratificarÃa la famosa y vilipendiada "Constitución del 80". Bañados leyó la noticia en forma neutra, eliminando toda alusión polÃtica despectiva en contra de la oposición. Asà de "amigui".
Los cazanoticias no son algo nuevo. "¿Cuánto vale su noticia? ¡Dos mil pesos!" decÃa Alejandro Chavez, el de "¿Cuánto Vale el Show?" en la mÃtica "sala de teletipos", llamando a llamar al canal en caso de presenciar una noticia. Dos mil pesos diarios. Ni idea de cuánto serán en pesos de ahora, pero al menos pagaban. Hoy a lo más que uno puede optar como "cazanoticias" de algún noticiero es a salir en la tele.
Finalmente, el cierre de transmisiones y el coro universitario que rezaba: "Estamos orgullosos de nuestra chilenidad, pues somos la imagen de nuestra universidad". Asà los tiempos en que la oficialidad se vestÃa de chilenidad. O la chilenidad de oficialidad. En fin.
El video contiene lo "nuevo" que ha aparecido, junto con otras cosas que ya vimos. Los nuevos aportes son del canal de YouTube EstudiosAqube que, últimamente, ha echado mano de antiguas cintas Betamax para subir material realmente de culto. Recomendable y, honestamente, uno de los favoritos de la casa.
Hasta lo que conozco de esa tele de antes, no sabÃa de un canal que tuviera tanto jingle propio como Teleonce. Jingle para ir a comerciales, jingle para volver de comerciales, jingle de la "división deportes" (como el "área deportiva" pero con otro nombre), jingle para dar la hora y la temperatura, etc. Algunos de esos jingles, como el último del video, son una extraña mezcla. A quién se le ocurrirÃa mezclar una orquesta de televisión con un coro universitario. Ni al 13.
Otra cosa que llama la atención es su orientación hacia "los valores de la patria" y la "chilenidad". No por nada se hacÃan llamar "el canal de la chilenidad". La razón es más o menos simple: en los años 70s, el antiguo canal 9 de la universidad tuvo primero una marcada tendencia de extrema izquierda (incluso con toma de trabajadores incluida), lo cual después del golpe de estado no parecÃa, al menos en la percepción haber desaparecido. Según los mandamases en 1980 (fundadores de "el nuevo canal"), las razones para la refundación habrÃan sido el "yeta" del número 9 y "razones de marketing". Y además, hacerse "amigui" de la oficialidad. Tan amigui que en una oportunidad a Patricio Bañados se le despidió de su puesto en la lectura de noticias luego de haber tomado una noticia sobre un acto masivo de la oposición, donde el ex presidente Eduardo Frei Montalva pedÃa espacio en TV para la opción NO en el Plebiscito de 1980 que ratificarÃa la famosa y vilipendiada "Constitución del 80". Bañados leyó la noticia en forma neutra, eliminando toda alusión polÃtica despectiva en contra de la oposición. Asà de "amigui".
Los cazanoticias no son algo nuevo. "¿Cuánto vale su noticia? ¡Dos mil pesos!" decÃa Alejandro Chavez, el de "¿Cuánto Vale el Show?" en la mÃtica "sala de teletipos", llamando a llamar al canal en caso de presenciar una noticia. Dos mil pesos diarios. Ni idea de cuánto serán en pesos de ahora, pero al menos pagaban. Hoy a lo más que uno puede optar como "cazanoticias" de algún noticiero es a salir en la tele.
Finalmente, el cierre de transmisiones y el coro universitario que rezaba: "Estamos orgullosos de nuestra chilenidad, pues somos la imagen de nuestra universidad". Asà los tiempos en que la oficialidad se vestÃa de chilenidad. O la chilenidad de oficialidad. En fin.
El video contiene lo "nuevo" que ha aparecido, junto con otras cosas que ya vimos. Los nuevos aportes son del canal de YouTube EstudiosAqube que, últimamente, ha echado mano de antiguas cintas Betamax para subir material realmente de culto. Recomendable y, honestamente, uno de los favoritos de la casa.
Con mayor o menor impacto, campañas de beneficencia han habido siempre. Y asà como hoy la gente ya perdió casi toda capacidad de asombro y que las campañas actuales tienen que ser casi lacrimógenas para llamar la atención, en los ochentas, con mensajes simples, se llegaba a la comunidad y se comunicaba el mensaje. Y las ideas eran simples: Raúl Matas ("el maestro") instando a juntar diarios para donarlos y, en sentido figurado, donar por cada diario un desayuno. Ciertamente era distorsionado: hoy en dÃa uno compra un diario en un kiosco por unos 500 pesos y no conozco, a menos que se le ocurra a JoaquÃn LavÃn, inventar desayunos por quinientos pesos. Lo mismo aplica para la Cruz Roja. Y Javier Miranda, por su parte, dice: "Para usted, sólo una gota de sangre. Para quien la necesita, la vida". Aunque, en honor a la verdad, a uno cuando le sacan sangre, le sacan bastante más que una gota. De hecho, no por nada a uno le dicen que va a andar medio mareado por un rato y que tome lÃquidos. Pese a todo eso, igual queda la idea fundamental, que es que uno, con un acto simple, tiene el poder de ayudar. No con una gota obviamente, sino con una gota mÃa, más una gota del otro y otra gota del de más allá. O con los diarios, no sólo con uno mÃo, sino que con uno mÃo, más uno del del lado, y otro del de allá.
Hace algunos dÃas leà que las salas de cine en Chile dejarán (o ya dejaron) de exhibir pelÃculas en formato de cine tradicional. Ahora todo será digital y los representantes de las salas de cine no dudaban en destacarlo como un gran logro tecnológico. Distinta cosa sucede con los productores. Algunos, los más tradicionalistas, lo lamentan pero lo toleran. Otros, los cineastas independientes y pequeños, reciben la noticia con más entusiasmo, por la "democratización" que supone saltar a un formato más asequible y más fácil de manejar. Lo curioso de este salto es que, hasta ahora, los productores grababan en pelÃcula, traspasaban a digital, editaban en digital y mandaban a sacar copias en pelÃcula para su exhibición, lo cual no es nada barato, considerando que para una distribución masiva se requiere de varias copias.
Ya se estaban acabando los rollos de pelÃcula análoga para tomar fotografÃas. Ahora matan el cine análogo. Más de un siglo de historia deja paso a lo moderno y el cuarto oscuro no será más que un recuerdo.
Y todo esto a propósito de un comercial de la incombustible Leche Nido que, dicho sea de paso, es el más antiguo que conozco. Ya lo habÃa visto hace un tiempo, pero no habÃa recordado colgarlo aquÃ. Ciertamente el locutor de fondo no parece chileno, pero, como alguna vez dije, muchos comerciales antiguos, incluyendo éste, los vi en un programa olvidado del Canal 2 Rock & Pop que al final tenÃa una sección de "el spot del recuerdo". Y si salió ahÃ, es porque también se emitió en Chile. Claro está que la vez que lo vi por TV estaba en una calidad bastante mejor que ésta. No lo he encontrado en mejor calidad. A todas luces se tratarÃa de un proyector casero y una cinta en condiciones regulares que de milagro se ve, lo que no quita su valor.
"...sólo un ser vital, educado con cariño, es capaz de devolver amor."
Ya se estaban acabando los rollos de pelÃcula análoga para tomar fotografÃas. Ahora matan el cine análogo. Más de un siglo de historia deja paso a lo moderno y el cuarto oscuro no será más que un recuerdo.
Y todo esto a propósito de un comercial de la incombustible Leche Nido que, dicho sea de paso, es el más antiguo que conozco. Ya lo habÃa visto hace un tiempo, pero no habÃa recordado colgarlo aquÃ. Ciertamente el locutor de fondo no parece chileno, pero, como alguna vez dije, muchos comerciales antiguos, incluyendo éste, los vi en un programa olvidado del Canal 2 Rock & Pop que al final tenÃa una sección de "el spot del recuerdo". Y si salió ahÃ, es porque también se emitió en Chile. Claro está que la vez que lo vi por TV estaba en una calidad bastante mejor que ésta. No lo he encontrado en mejor calidad. A todas luces se tratarÃa de un proyector casero y una cinta en condiciones regulares que de milagro se ve, lo que no quita su valor.
"...sólo un ser vital, educado con cariño, es capaz de devolver amor."
Ya ha pasado algo más de un año desde que Nicolás Copano escribió en Publimetro una columna llamada "Chile: el paÃs de nunca jamás". Algo menciona la participación de "31 Minutos" en el Lollapalooza y la opinión de unos locutores argentinos que simplemente no entendÃan cómo un puñado de tÃteres eran seguidos por grandes y chicos y se preguntaban, por decirlo de una manera amable, si se nos soltó algún tornillo. Sin tomar en cuenta que 31 Minutos se caracteriza por usar un "doble-mensaje", sÃ, es un paÃs de Nunca Jamás. Y qué con eso. En la década del 2000 se puso de moda la música de los ochentas y uno pensarÃa que quienes engancharon con esa onda fueron casi sólo los treintones y los cuarentones. Craso error. Esa música era de las favoritas de muchos de los compañeros que me tocó conocer en la universidad, de mi misma edad, o sea de veintitantos. En los 80s eramos... niños, bajo los 10 años. Por esos años de universidad, éramos los que dejamos de enganchar con la música de moda, de esa en la que no caÃa gente mayor de 20 o 21 años. Yo veÃa cómo se traspasaban música ochentera en CDs, del tiempo de los MP3 sueltos, de cuando uno bajaba a las salas de computación y en el computador que te tocara usar, siempre, en el escritorio o en una carpeta en "Mis Documentos", habÃa algo de los ochentas. Mucha de la música que (aún) tengo la conseguà en esos años. Y más "ochentas" que los mismos ochentas, la serie de ficción de Canal 13 lleva ya seis temporadas de gran éxito y el impacto ha sido transversal: la gente quiere volver a ver, ya sea para bien o para mal, el tiempo en que fueron niños, jóvenes o adultos jóvenes y llegar incluso hasta a mirar hacia atrás lo bueno dentro de lo malo. Ciertamente que la serie nos muestra un paÃs en dictadura, pero aún con eso, el adulto joven busca volver a verse como niño, en la escuela básica, en el tiempo en que era feliz, y el adulto, volver a verse como joven y los años de los primeros idealismos y los primeros amores (y de las primeras desilusiones por amor, claro).
Vamos en busca de emociones. Si bien es cierto, hay muchos lugares donde buscar emociones, el volver al pasado no deja de llamar la atención. Chile es un paÃs nostálgico, quizá más que nuestros vecinos. Muchas veces he escuchado, o leÃdo, o sabido que algún extranjero dijo que al sintonizar la radio en Chile se veÃa invadido de música considerada "antigua". Que a cada rato la música que encontraba le recordaba la niñez. ¡La niñez! Y es verdad: casi no hay música de hoy en dÃa en radio, distinta al reggaetón o los ritmos latinos o centroamericanos de esos que mucha juventud busca ahora. Los pocos intentos de música actual y diversa (repito, "diversa") se mantienen a medio morir saltando o se extinguen (¿alguien mencionó a Horizonte que perdió su FM?). Por eso, y grÃtenlo a coro porfa... ¿Hacia dónde vamos?
No importa lo que opine éste o este otro. Y qué. Chile es nostálgico y al chileno común le gusta volver al pasado, meterse a YouTube y ver videos antiguos y volver a su paÃs de Nunca Jamás porque es en esa época de Nunca Jamás cuando fue feliz, porque únicamente en la infancia uno se mira hacia atrás y se considera feliz. Como dice uno de los comentarios que alguien dejó en esa columna de hace un año: "No queda otra que vivir en el paÃs de Nunca Jamás; Nunca Jamás seremos Suiza o Alemania, Nunca Jamás tendremos la distribución de renta que tiene Finlandia, Nunca Jamás tendremos el paÃs que vemos por el cable o la internet". Obviemos a todos los que se las dan de espirituales o que gritan a los cuatro vientos su felicidad y enfrentémoslo: son una minorÃa.
A menudo vemos un mono de fantasÃa en la pantalla y olvidamos que tras esa creación hay gente detrás. Mucha gente. El ver a "31 Minutos" en el Movistar Arena o en el Festival de Viña del Mar, y más aún, el ver a los músicos tras los personajes, fue algo que de primeras no entendÃ. ¿Cuál fue la idea de matar la magia? Pero lo de matar la magia estaba bastante lejos. Cuando te encuentras una orquesta, o más aún, una orquesta que interpreta a la perfección la música de uno de esos cortos clásicos de siete minutos de Bugs Bunny o de Tom y Jerry, es en ese momento cuando uno se da por vencido: la magia nunca se fue. Ver uno de esos videos y escuchar esas orquestas revitalizando el sonido contenido en una pelÃcula de cine de los cincuentas es una experiencia que no pasa sin pena ni gloria: o te ries o lloras.
Y todas estas palabras, a partir de un video. No puedo dejar de recordar las veces en que comprando en el supermercado me topaba con cortos animados en DVD de Bugs Bunny o de Tom y Jerry o del Coyote y el Correcaminos. Unos 8 o 10 cortos por disco, a tres lucas cada disco. Los tomo, veo sus carátulas y, antes de meterlos al carro e ir a pagar, me veo diciéndoles mentalmente "Chicos, ustedes fueron mi felicidad. Ustedes, sus creadores y toda la gente detrás. Ustedes valen más que tres miserables lucas".
Vamos en busca de emociones. Si bien es cierto, hay muchos lugares donde buscar emociones, el volver al pasado no deja de llamar la atención. Chile es un paÃs nostálgico, quizá más que nuestros vecinos. Muchas veces he escuchado, o leÃdo, o sabido que algún extranjero dijo que al sintonizar la radio en Chile se veÃa invadido de música considerada "antigua". Que a cada rato la música que encontraba le recordaba la niñez. ¡La niñez! Y es verdad: casi no hay música de hoy en dÃa en radio, distinta al reggaetón o los ritmos latinos o centroamericanos de esos que mucha juventud busca ahora. Los pocos intentos de música actual y diversa (repito, "diversa") se mantienen a medio morir saltando o se extinguen (¿alguien mencionó a Horizonte que perdió su FM?). Por eso, y grÃtenlo a coro porfa... ¿Hacia dónde vamos?
No importa lo que opine éste o este otro. Y qué. Chile es nostálgico y al chileno común le gusta volver al pasado, meterse a YouTube y ver videos antiguos y volver a su paÃs de Nunca Jamás porque es en esa época de Nunca Jamás cuando fue feliz, porque únicamente en la infancia uno se mira hacia atrás y se considera feliz. Como dice uno de los comentarios que alguien dejó en esa columna de hace un año: "No queda otra que vivir en el paÃs de Nunca Jamás; Nunca Jamás seremos Suiza o Alemania, Nunca Jamás tendremos la distribución de renta que tiene Finlandia, Nunca Jamás tendremos el paÃs que vemos por el cable o la internet". Obviemos a todos los que se las dan de espirituales o que gritan a los cuatro vientos su felicidad y enfrentémoslo: son una minorÃa.
A menudo vemos un mono de fantasÃa en la pantalla y olvidamos que tras esa creación hay gente detrás. Mucha gente. El ver a "31 Minutos" en el Movistar Arena o en el Festival de Viña del Mar, y más aún, el ver a los músicos tras los personajes, fue algo que de primeras no entendÃ. ¿Cuál fue la idea de matar la magia? Pero lo de matar la magia estaba bastante lejos. Cuando te encuentras una orquesta, o más aún, una orquesta que interpreta a la perfección la música de uno de esos cortos clásicos de siete minutos de Bugs Bunny o de Tom y Jerry, es en ese momento cuando uno se da por vencido: la magia nunca se fue. Ver uno de esos videos y escuchar esas orquestas revitalizando el sonido contenido en una pelÃcula de cine de los cincuentas es una experiencia que no pasa sin pena ni gloria: o te ries o lloras.
Y todas estas palabras, a partir de un video. No puedo dejar de recordar las veces en que comprando en el supermercado me topaba con cortos animados en DVD de Bugs Bunny o de Tom y Jerry o del Coyote y el Correcaminos. Unos 8 o 10 cortos por disco, a tres lucas cada disco. Los tomo, veo sus carátulas y, antes de meterlos al carro e ir a pagar, me veo diciéndoles mentalmente "Chicos, ustedes fueron mi felicidad. Ustedes, sus creadores y toda la gente detrás. Ustedes valen más que tres miserables lucas".