«Tigre va contigo, anda con Tigre». Asà nos presentaron en plena mitad de los ochentas una marca que, merecido o no, marcó a una generación. Y de una forma que pretendÃa dar a entender que era diseño internacional que llegaba a Chile. Algo bien raro, tratándose de un producto de Bata, que se nos habÃa vendido por décadas, no siéndolo, como una marca local con una onda local.
Ignoro si todavÃa existe y se puede comprar por ahÃ, al menos, la clásica zapatilla negra con tiras rojas. Pero nada, asà nació a la cultura pop. De ahà vino al poco tiempo «el color anda suelto», pero eso fue después.
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En tiempos en que no salÃamos del chicle de menta o de tuttifrutti, apareció el Grosso. Un «chicle soft». Lo que sea que eso signifique. Y para el réclame, recrearon un... ¿camarÃn de modelos? Porque, obvio, cómo no cachai, antes del desfile habÃa que comerse un chicle pa' la suerte.
Tengo la impresión de que el de sandÃa fue un pequeño fenómeno.
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Asà nacÃa, en noviembre de ese año, La Cuarta, el llamado «diario popular». TenÃa su antecedente en el «Extra» de La Tercera, el que fue publicado en los tiempos en que la selección chilena de fútbol se mantenÃa compitiendo en la Copa del Mundo España '82. Las ganas en Copesa de volver a hacer un diario «popular», luego de esa experiencia, y en vista que La Tercera daba el vuelco hacia la clase media y alta, terminaron por la creación del nuevo diario. El réclame señala que iba a comenzar a circular «desde el lunes». Sin embargo, para el registro quedó que su primera edición salió a los kioscos el 13 de noviembre, que fue un martes. Probablemente hubo un contratiempo de última hora.
Como lector ocasional en los ochentas, recuerdo que el vocabulario usado en La Cuarta de esos dÃas me disonaba con la jerga que de verdad se usaba en los barrios. En vez de algo parecido a eso, me sonaba a un compendio de palabras y frases populares de gente de distintas edades, toda junta pero pasada por el visto bueno de algún periodista tan bueno como el mejor del centro. Aunque amarillista, al menos en su lenguaje era popular sin ser vulgar, y eso era, tal vez, su gran fortaleza. Y duró asÃ... hasta que las sensibilidades cambiaron. Ahà se convirtió casi en una copia de LUN y la verdad ni vale la pena recordar eso.
Dejó de salir en edición de papel en enero de 2021.
Me soplan por Insta lo que pasó ese dÃa que iba a salir el primer número y no salió: las autoridades de la época cuestionaron a su director original, Alberto «Gato» Gamboa, quien estuvo a cargo del proyecto y, de última hora fue nombrado, en su reemplazo, Diozel Pérez.
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Este réclame no lo entendÃa. O, mejor dicho, hubo un distractor. Le pusieron una dedicatoria para los amigos, que los amigos nunca se olvidan... en fin. Y sólo era un cabro chico que no se atrevÃa a ir al encuentro del «viejo pascuero», que lo miraba desde lejos pero que no hacÃa nada más, y entre ese miedo y el tener que estar acompañando a su mamá, nunca podÃa acercarse. Hasta que consigue un osito Ripley y no encuentra mejor opción que, ahora sÃ, ir a ver al desconcertado «viejito» al camarÃn y regalarle el oso.
Imperfecto a mi parecer, pero memorable. Le hubieran sacado esa dedicatoria a los amigos... y hubiese quedado de lujo. O mejor hubieran usado la idea de «la felicidad de dar» o «lo más importante es dar» y hubiera quedado redondo.
¿El cabro veÃa al pascuero como un amigo? Ayúdenme a entenderlo, porfa.
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Un baluarte del réclame, recordado hasta hoy y que mereció tener al menos una secuela. El perrito Flogo Jet, entrañable personaje de plasticina que se las sufrió todas, a manos de un cabro chico que veÃa demasiada tele. El que dirigió esto fue un cabro que, junto con sus primeros cortos, también dirigió réclames, un tal Andrés Wood. No sé si lo cachen...
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Era la primera mitad de los noventas y, junto con la instalatón de lÃneas telefónicas fijas que desplegaba la antigua CTC durante esa época, debutaban nuevos servicios, como los buzones de voz conocidos como las «lÃneas 300», además de otro servicio más orientado a empresas, el «número único». Y, para este último, tomaron prestado al personaje del locutor de radio que presumÃa de su toque para cautivar a las auditoras, pero que tenÃa varios números para recibir llamados y era un auténtico corcho mencionarlos uno por uno cada vez.
Al final, el galán del micrófono tuvo su «número único», pero quedaban otros detallitos por pulir...
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Cuando ahora en la tele empieza a salir Chayanne internacionalizado cantando «Feliz Navidad para todos», ya podemos considerar que la temporada comenzó. Aunque, para nosotros, la temporada comenzaba con esto otro, el «Pascua feliz para todos». Y estaba súper mal decirle «Pascua» a la Navidad, pero fue cultura local, asà que acéptalo. Y el perro escuchaba el trineo antes que todos. Y el «viejo pascuero» se veÃa azul. Azul. SÃ, Coca-Cola, en tu cara: azul.
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Ay, no me hable de la acidez. Me empieza una cosa tan rara acá... y me termina aquÃ...
Alrededor del cambio de década 80-90, hubo un réclame del Baytalcid más musical. Pero éste fue antes. Y hasta lo parodiaron en una franja.
No sé si habrá sido el antiácido más vendido. En casa éramos más de Yastá y de Eno. Pero todos sabÃamos que existÃa.
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Y en vista de que Village va a volver (¡de nuevo!) y que hoy comenzó el último mes del año, va su réclame de Navidad de Village. En realidad, es uno de Hallmark doblado aquÃ. Como todos los réclames «producidos» de Village de esa época.
Su pañuelo por ahà cerca. Por si acaso.
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No es primera vez que nos topamos con Cheldiz... y no creo que ésta sea la última tampoco. Primavera del '89. Con esto, y un tema *fuertemente* basado en «Straight for the Heart» de Toto (1988), Cheldiz cerraba los ochentas. Una cápsula del tiempo. En este boliche amamos las cápsulas del tiempo.
Perdón. Y de nada.
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Todos los comerciales de Soprole en los 80s dejaron más o menos huella en el inconsciente colectivo. Soprole tuvo muchos postres en los 80s y, de ellos, varios ya desaparecidos. Pero muchos aparecidos en esa época aún existen, como la sémola con leche y éste, el arroz con leche.
La idea de industrializar postres caseros, sin embargo, no fue de acá sino, sÃ, adivinaron, de los gringos, que ya en la década de los 50 inventaron el budÃn instantáneo. Y, aunque ese budÃn no venÃa preparado de fábrica, se podÃa preparar en poco tiempo. Sin embargo, nuestras creaciones chilenas tenÃan su toque y fueron aceptadas muy bien desde un comienzo, a diferencia de las creaciones gringas, que eran vistas como artificiales y que, sin duda, les faltaba bastante evolución para ser lo que son ahora.
A lo que apostó Soprole con este comercial fue a la modernidad. Y, paradójicamente, lo hizo en formato de cine mudo. La madre del hogar llegó de compras con la novedad del momento. De inmediato le tiró la olla de arroz con leche casero a la nana por la ventana pa' afuera, compartió este nuevo arroz con leche con su familia, y después hasta la misma nana se tentó.
Qué moderno.
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