Párense, mírense, elíjanse (no, Harvey, tú no)
- Por William Hernández F.
- octubre 23, 2009
Tengo sueño. No es algo muy interesante para ser contado en una columna y que todo el mundo pueda leerlo. Pero, considerando que todo esto es parte de un sitio web de juguete, no creo que sea tan grave. Al fin y al cabo, es una elección. Una dificil elección. Podría comenzar a escribir sobre lo que he pensado estas últimas dos semanas, sobre la misionera que estos días ha llamado mi atención y que ha desalojado de mi cabeza las preocupaciones de las anteriores dos semanas en que tenía controles, tareas y pruebas una detrás de la otra, todos los días -o casi-. Pero como alguna gente cree que soy real, y más de alguno ya debe estar tratando de descubrir a qué misionera me refiero -alguien del grupo, claro-, creo que no hablaré mucho de eso. Nunca me he dedicado mucho a dejar en claro que soy ficticio, pero creo que ya es hora de hacerlo. El otro día mi editor me dijo que Patty había leído mi columna y me había confundido con él. Quedé plop. Así que aprovecho de decir que no soy Willy. Soy ficticio.
El otro día en un curso formativo, entre los ratos en que discutíamos las preguntas del taller, caímos en el tema de los cursos que habíamos tomado. Y salió a la conversa el curso que había tomado el año pasado:
- ¿Elección de pareja y velorio? ¿Así se llama el curso, o no? - dije, dudando.
- "Elección de pareja y matrimonio" - me corrigió la más extrovertida del grupo.
- Yo lo pasé super mal en ese curso... hasta quedé medio traumado...
- Pero ¿por qué? - me interrumpió ella mirándome fijamente (cuando una desconocida me mira fijamente, aquello significa sólo una cosa: "¡úrgete!").
- Es que la primera clase, cuando nos hacen elegir a otros...
- Ah, es que la primera clase es muy entretenida; los profesores al final de la clase dicen "párense, mírense y elíjanse...". Aunque igual es duro para ser la primera clase...
- Yo ese día estaba medio triste y eso me hizo peor, me deprimió toda la semana... - dije.
- Pero las demás clases te gustaron, me imagino...
- Siiiii, claro... - y con esa mentira de más que me dan el Nobel.
La verdad es que esa clase en que nos hicieron elegirnos entre nosotros me sentí peor que basura. "Nosotros somos elegibles, tú no". Y me fui sin que nadie me notara, sin hacer esfuerzo. Pasé inadvertido en forma natural. Pero, volviendo a la clase del formativo del otro día, no sé muy bien el motivo que hace que me atraigan las personas extrovertidas como ella. Es de esa clase de mina que no ganaría un concurso de belleza ni nada parecido, pero que tenía "algo". Siempre cuando digo que nadie me elegiría como pareja por ser feo, me salen con esa. Llegar a los 23 con el historial en blanco. Suena triste. Es como si me hubiese perdido cuando era chico jugando a las escondidas y me hubieran rescatado ayer. Mientras tanto, afuera todo el mundo se divertía. Me perdí toda mi adolescencia encerrado en un liceo de hombres. Si llegara a tener hijos, no los pondría en un colegio que no fuera mixto ni aunque me pagaran. El mundo es mixto. No quiero que lo pasen como las h... -mal- al entrar a la universidad como yo. No quiero que su forma de tratar al sexo opuesto sea tan patética y frustrada como la mía.
A ver, hagamos un juego (sólo para damas, claro, no importa que nunca hayas salido elegida Miss 17 o algo parecido): Supongamos que te he visto desde hace algunos meses, y he podido darme cuenta -por opiniones de gente que ha pasado mucho más tiempo contigo- que eres una valiosa persona. Pasado el tiempo, para mí se hace demasiado evidente lo preciosa que eres, y no dudo en decirte que te quiero mucho. Tú te empiezas a alejar en forma disimulada y ante mi insistencia, me dices que no me crees porque en realidad no te conozco -¿y dónde está el problema?-. Entonces me tengo que guardar mis sentimientos y mis ganas de elegir en la vida se van a la cresta. En tres o cuatro meses más vuelve a pasar lo mismo con otra fémina como tú y así sucesivamente. ¡Quién cresta vive en forma plena así!
¿La misionera? ¿La extrovertida del otro día? ¿Patty? Déjenme descansar, por favor, si no fuese mucha la molestia...
Harvey Z.
(Publicado originalmente en junio de 2003)
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