Felizmente no puse la moneda. Esta me la encontré un día en un pasillo en San Joaquín. En mi piso en el trabajo hay otra. Y me hice habitué. Mala cosa que estas máquinas cobren casi el doble de lo que las cosas valen. Pero es buena cosa que estén cerca y a la mano. El negocio hoy es vender servicio. Y el comprador target es el flojo. El flojo, pero con plata.
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