Yo no tengo cultura de cumpleaños.
Yo no recuerdo las fechas de cumpleaños de casi nadie (no, Facebook no vale, con una máquina que te lo recuerde, así cualquiera), no me paso el año entero pensando como saludar, qué regalar o como disculparme. Sería de lo más cómodo, si no fuera por un pequeño detalle: allá afuera no hay cómo hacerle el quite a la "cultura del cumpleaños", que la torta, que cantémosle el cumpleaños feliz (entiéndase en buena, ODIO la cancioncita del cumpleaños feliz), que sople las velitas como jetón, que el regalo. Me importa un cuesco el regalo. Si no es regalado de corazón y con un mínimo de conocimiento de la persona, el regalo simplemente vale champiñon (el video personalizado que Homero le regala a Lisa Simpson es un ejemplo notable). Y es tanto lo dificil que es encontrar un buen regalo (o será que no conozco o no me doy la lata de conocer mucho a las demás personas) que prefiero hacerme el gil. Si, "te debo el regalo" no más, y vamos prometiendo pa' algún día tan rebuscado que no se acuerden de recordártelo.
Es triste, pero por todo lo que ya le conté, a usté fan de esta fiesta, es que no merezco. En serio, lo agradezco pero no merezco los saludos por Facebook, por Twitter o las llamadas perdidas del celular, aparato pa'l que me hice el gil todo el día.
No tengo cultura de cumpleaños. En general, no tengo cultura de fiesta. Pero el día que las fiestas dejen de plagarse de los lugares comunes de siempre, me avisan.
* Foto de Aislinn Ritchie (CC BY-SA 2.0)
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