Los besos no se dan ahí, me decías coquetamente, luego de besarte en el cuello, luego avanzando por tu mejilla y casi llegando... lentamente, de a poco. Y luego me sorprendiste, besaste mis labios como ya lo había olvidado, y luego me sentí con ganas de besarte de la misma forma y luego con más y más locura, ya no nos importaba nada. Nos daba lo mismo la hora, tu cabello cubriendo tu cara, la complicidad exquisita que tuvimos... Hasta el otro día. Me resistía a dejarte.
Un hombre jamás puede olvidar un momento así.
* Fotografía original de f.svehla bajo licencia Creative Commons (BY-NC-SA 2.0)
1 comentan
... esas cosas no se olvidan.
ResponderBorrar