La estrella gigante

  • Por William Hernández
  • agosto 29, 2008


Cuando él se enoja, es dificil de entender. A veces pienso que ya lo tengo cansado y aburrido de tener que trabajar conmigo. Pero lo extraño es que rara vez me vuelvo solo a la casa, porque a él no le gusta andar solo. Entonces tengo que pasar como el hermano chico que siempre quiso tener. Eso tiene mucho de sombra. Y digamos que mis aspiraciones no son seguir siendo la sombra de alguien. A la jefa se le ocurrió que deberíamos trabajar en un esquema de apoyo mutuo, de ser "las dos ruedas de la bicicleta". De pronto me vi teniendo que ser poco menos que soporte emocional de otra persona con sus propias trancas. Si apenas puedo con las mías. Sin embargo, y aunque parezca contradictorio, todo eso me ayudó a comprender en los tiempos en que postulaba a ese trabajo que ahi, en esa oficina, había gente más chalá que yo. Eso no quita que a veces yo sienta miedo de terminar como he terminado en todas partes, mal, como el "hazte ver" del grupo, el chalaíto arrebatado y con deficit de autoestima que dijo una frase incorrecta y con eso destruyó su imagen y se fue del lugar por la puerta estrecha. Por ahora sobrevivo con un partner que me pone al filo de fallar cada vez que se pone idiota, que a cada rato me hace bullying y no lo asume y se hace el simpático y aquí no ha pasado ná.

¿Qué nos tuvo sin dormir esta semana? La famosa reforma cuyo símbolo pa'l populacho es esa estrella de la foto. Nuestra gerenta de marketing no se saca la idea de que tenemos que ser pioneros. Ello se traduce en tener que lanzar nuevos productos en cosa de semanas. Y como es un monstruo el que hay que dejar parado de aquí a octubre al menos, no es de extrañar que los temas "reforma" no vayan tan apegados a la planificación.

"Nómbrame un sólo beneficio de la reforma que sea pagado por la AFP", me decía él. Me quedé largo rato pensando mientras él me nombraba todo lo que se estaba haciendo y que por tener que testear, nos hacía salir del trabajo dos horas después de la hora de salida normal, y para lo que, por cierto, ya no tenía neuronas para seguir dándole vuelta. "Ninguno", me decía. "Todos los beneficios los cubre el Estado, o un beneficiario... pero la AFP no paga ni uno. Las AFP deberían hacer cosas choras como bonificar parte de sus utilidades en las cuentas de los afiliados, premios a los afiliados que lleven más tiempo... Y la gente va a seguir pensando que las AFP roban plata y..."

En eso íbamos pasando frente a La Moneda y al otro lado, se levantaba esa estrella gigante. Esa estrella tiene toda la culpa de que tengamos que salir de noche. "Vamos a rayar con spray esa estrella de m..." decía él. "Tirémosle pintura, huevos..." respondía yo. Estaba medio enojado, pero por un momento su enojo me cayó bien.

Y fue la noche, comer, dormir 6 horas, el día siguiente.

 

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