Algo que entregar

  • Por William Hernández F.
  • marzo 21, 2008


- fotografía original de moriza -

Escuchaba un podcast de una mina que despotricaba contra el amor de ahora. El amor "mercantilista", facil, a luca, que lo venden en tarjetas Village con mensajes cursis que la gente compra por kilos y se los regala al andante de turno y todos felices, y cada 14 de febrero todos salen con sus andantes de turno y aaaaaaahhhh... Y por la cresta que es cierto. Porque el amor de verdad cuesta, y no la luca de una tarjeta cursi (o dos lucas, no sé, jamás he comprado una tarjeta). El amor que empuja a dos personas a vivir una vida entera juntos de verdad que cuesta. Después de tantas experiencias que he llegado a conocer de gente que se casa y fracasa, y sin ir más lejos, hace poco les contaba de una que, más allá de lo que escribí esa vez, también tiene que ver con un matrimonio haciendo agua. En todos lados venden el amor como el requisito para conseguir la felicidad (no vas a ser feliz si no tenís por lo menos un andante, si es tu caso, hueón, mátate, que hacís vivo todavía...) y no se aborda del otro lado, o sea, ¿qué tengo yo para entregar a alguien que quiero que sea mi pareja (más que una tarjeta o una batería de frases cursis, claro)? Y entra el juego de ser el "señor interesante", de conocer lugares para ir a comer o pasear, tener un hobby. Fundamental el hobby, según me contaba la Anita ese día a la salida del trabajo. Porque ahora trabajo y aunque quedaré cesante a fin de mes, mi meta es llegar a fin de año con un trabajo estable. Eso deja plata, en mi caso talvez más plata de la que he tenido jamás. Y con plata es más facil, dice la Anita. Lo que espero es, que de tener algo que entregar a la otra persona, que no sea la plata. No se horrorice, no es que sea tacaño, sino que ya he visto tanto cagazo tratado de arreglar con regalos compensatorios de los que el andante de turno se termina deshaciendo por ahí, de minas malacostumbradas, que se aburren y le echan la culpa de su aburrimiento al gil que tienen al lado pero que, casi religiosamente, cada semana les lleva al menos un "regalito", que luego pasa al olvido y no consigue arreglar nada. De verdad que si me reencarnara, no me gustaría ser el regalito semanal.

Volviendo a esa historia, el mismo sujeto que me la contó me preguntó un día qué música me gustaba. Me dejó callado. Es que es tan personal la pregunta. Pero me confirmó que, en mi personalidad no tengo absulutamente nada de pose. Jamás he trabajado para dar una tal o cual imagen al resto. Soy como soy no más. No me pida sonreir todo el día porque no soy así y, si tanto insiste, me declaro culpable de tener las cejas caídas, lo cual no me ayuda, y si algún día me las diera de comediante, se reirían más de mi cara de perro faldero más que del monólogo. Y no lo niego, escucho música y tengo mis gustos, pero no tengo la facilidad de comunicarlos a medio mundo porque ya dejan de ser personales. Porque son eso, "personales", y en cuanto se comunican libremente a otros, siento que se pierde el gustillo. Y así como la música favorita, hay muchos otros ámbitos de la vida personal que tienen ese toque "personal". Pero hay una resistencia a compartirlos con el mundo, la cual es mayor en gente como uno, que se acostumbró a la soledad y que le cuesta años confiar en otra persona.

Creo firmemente en que no existen las personas intrínsecamente fomes. Lo que existe es una reserva de algunos de compartir el mundo personal con otras personas. Un mundo riquísimo, que no se afirma en discos, ni restoranes, ni otros lugares externos que poco tienen que ver con uno hasta que alguien desde fuera les sopló que era lo máximo y tate, van todos en choclón hacia allá y si alguien les pregunta su opinión, todos repiten como loro que el lugar es genial.

Los sociables funcionan así, muestran toda su batería de atractivos al mundo y si alguien pica el anzuelo, son felices y, por último, si la conquista al poco rato se decepciona, al menos por un rato les alimentó el ego. Los solos funcionan al revés, esperan con una paciencia única a que alguien aparezca frente y quiera descubrir el misterio. A los solos, el crearnos un mundo interior, misterioso hacia afuera, es lo que nos mantiene vivos. Reservado, a la espera de compartirlo con alguien de verdad especial. Y cuando esa persona aparezca... qué más lindo que eso.

Duele que le digan a uno que no tiene nada que entregar y no poder rebatirlo. En serio.

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12 comentan

  1. El amor - ese amor real - ese que se sufre, se llora, se ría y se añora, ese amor se demora años en crecer; no se consigue en la esquina o en la fiesta de moda, esos querido nos son amores, lo que yo creo es que las personas ahora buscan lo fácil, “la ley del menor esfuerzo”...Pero el amar es todo lo contrario, para amar debes esforzarte, descubrir día a día los secretos guardados en el otro y eso es precisamente lo que le da el encanto al amor, disfrutar con cada detalle que se descubre, llegar a apreciar cada una de las virtudes de otro y entender también sus defectos, son las experiencias que consiguen construir alianzas…
    Descubrir que el otro tiene secretos guardados para uno y que no los anda repartiendo al mundo es exquisito, eso nos hace saber que nos estaban esperando…

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  2. Ahhh borré el comentario anterior.

    Decía que el amor es un trabajo harto más difícil de lo que aparece en tarjetas Village o Hallmark. Es un asunto diario donde no sólo se ven cosas bonitas sino que, a menudo terminas viendo lo mejor y lo peor de la otra persona, y mostrando cosas desagradables también. Hay desacuerdos, discusiones, todo...

    Hay que ser realista.

    Por otro lado, el tema "sociable" lo discutí con un amiga el otro día y en los mismos términos. A ambos nos molestaba que de repente hubiera tal grupo X que fuera conocido, famoso y a todo el mundo le gustara, aunque el disco no fuera ninguna maravilla... Creo que lo mismo sucede con libros, películas, restoranes...

    Poco mundo privado.

    Por ahí va.

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  3. amar... es toda una empresa. Es un verdadeo trabajo.
    Derrepente creo que las personas mas introvertidas tienen una vida espiritual mas rica. Por ende son mas complejas que las que somos mas expresivas. Ambos tipos de personas tienen mucho que entregar. Lo bonito es compartirlo, apreciarlo y aceptarlo. Yo siento que tú tienes un mundo muy rico y misterioso allí dentro. Yo también. Solamente se expresan de diferentes formas.
    Es lo lindo de este mundo.. la diversidad al amar.
    Besos y gracias por la visita in person hoy. Espero se repita y no te hayas aburrido mucho conmigo.

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  4. acalro que la visita fue ciber... para que no vayan a pensar otra cosa. =P

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  5. En primer lugar, me encantó la foto que elegiste para acompañar el post, que en el fondo trata de dos temas relacionados.
    Yo no tengo problema en compartir mis gustos personales, sin ser una persona extrovertida; de hecho, por compartir un gusto en común conocí a mi marido.
    Tiene un toque melancólico tu post, Pretoriano.
    Un gusto leerte.

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  6. Totalmente de acuerdo! Cuántas veces nos vemos en la obligación o la incomodidad de responder a preguntas tan clichés como: ¿cuál es tu grupo favorito? ¿tienes algún hobby? etc... Cuando esas son cosas que al darte realmente el tiempo de conocer a alguien sabrás en el camino, de forma natural y no en base a una encuesta tipo.
    Saludos

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  7. De repente no es tan malo dar un poco de uno al mundo..abrirse un pelo, no protegerse tanto...mira que las sorpresas que uno se puede llevar están a la orden del día.-

    Cuídate.-

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  8. pero si hay que dar amor al mundo!
    no sé
    yo soy bien introvertida...pero hay excepciones
    siempre uno hace excepciones



    saludos
    mil besotes*

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  9. Guau, qué profundo [y personal].

    Respecto a la música, yo pensaba hasta hace poco que era el único que se incomodaba cuando le preguntaban eso... no es que me avergüence por lo que escucho, al contrario, y es tan fácil decir un par de grupos para responder la pregunta, pero uno siente que se "etiqueta" solo con esos 2 grupos, y si los empieza a enumerar todos se corre el riesgo de dar la lata, aunque los gustos sean afines.

    El amor... puta que es complicao el tema, así que no me aventuraré con una reflexión como la tuya, aunque debo decirte que estoy de acuerdo en gran parte de lo que escribiste.

    Se nota que has levantado corazas alrededor tuyo para relacionarte con los demás [puede que esté equivocado, pero al menos eso sentí ya que yo también tengo las mías. Todos las tienen]

    Saludos.

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  10. Anónimo3/27/2008

    El problema es cuando el solo no quiere aceptar que la sociable está interesada en conocer su mundo interior. :p

    Saludos.

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  11. Me gustaron mucho tus palabras...
    Lo de la tarjeta Village va en relación a lo que socialmente somos:
    Para el hambre, mc donalds.
    Para el dolor, la farmacia de la esquina.
    Para regalar algo a un mall.

    Ya nada es hecho por uno, somos mezquinos con nosotros, derivamos todo al que nos soluciona la vida.

    En el amor, creo en el compañero, quizás no comparte NADA de tus gustos y lo más probable es que te lleve la contra en todo, pero te acompaña con sus diferencias, sin idealizar algo que no existe y sólo se da en las telenovelas, y el amor hasta que dure no más, no compro el cuento para toda la vida pero me la juego ante las dificultades no me rindo a la primera, ni a la segunda, tercera, cuarta... Carajos, Qué porfiada soy!.
    Saludos

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  12. Wuauu!!!..entre de casualidad a tu página...me encanta como escribes !!!...yo creo que los regalos no deben ser necesariamente caros...creo que ayuda a las personas a expresarse. Yo tenía un novio en la univ. que me regalaba rosas violetas que el mismo cuidaba, decía que su olor le recordaba mi perfume (poisson).. y sabes?...que era cierto.

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