El disfraz

  • Por Canal Preto
  • agosto 24, 2007


La jefa me había mandado a ordenar el patio. Allá, en la tienda de artículos de cumpleaños, cuando hacía mi práctica obrera y mi trabajo de todo el día era atender una máquina de helados americanos. Pero como esa mañana había poca clientela -y como el practicante muy a menudo es "el goma"-, mi trabajo temporal de esa mañana era ordenar las javas de bebidas que estaban tiradas por todo el patio.

Pero hubo algo que me llamó la atención intensamente por un par de minutos. Al fondo del patio, dentro de una relativamente pequeña caseta de madera, estaban perfectamente colgados y ordenados talvez cientos de disfraces infantiles, casi de lo que a uno se le antojara. Los confeccionaba una señora que había llegado un buen día a la tienda con la intención de asociársele a la dueña. Y tal pareció que la idea le gustó.

Hasta que un día no la ví en el mesón. Le pregunté a la jefa dónde estaba. Me respondió que atrás, en el patio, haciendo un disfraz. Si mal no recuerdo, estuvo dos días completos dedicada desde la mañana hasta la noche a confeccionar un disfraz que le habían pedido. Hasta que llegó una señora preguntando por el disfraz que había encargado. Luego de verlo terminado, su cara no era precisamente de aprobación. Oí a la señora de los disfraces decirle varias veces que la costura "era así, que de otro modo se deformaba" y bla, bla, bla... El caso es que el disfraz recién terminado no le gustó a la clienta. Y se fue sin llevar nada.

Personalmente desconozco qué pasó luego con ese disfraz, si acaso quedó olvidado por ahí o bien como uno más de entre los cientos que estaban atrás, en la caseta al fondo del patio, esperando mejor suerte y una clienta que lo quiera. Ni pensar en esos tiempos en que hacer un disfraz era algo que requería tiempo y dedicación, esos tiempos en que los disfraces no los vendían en los supermercados, hechos en serie. Esos tiempos en que las mamás se esmeraban en hacerles a sus hijos el mejor disfraz de sus vidas y no salían a arrendarlo o a comprarlo por cinco lucas.

- Fotografía de tavopp

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1 comentan

  1. Va a ser perfectamente estúpido lo que voy a decir, pero hay tanta magia relacionada al tema de los disfraces que cuesta imaginar el trabajo de confección que hay detrás, es más nunca me lo había siquiera cuestionado.-

    Cuídate.-

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