Esta semana, la tarea es sacar palabras de apoyo de donde no las hay. Y no hay porque me volvà duro, porque puedo llorar por cualquier insignificancia, excepto por la muerte, hacia la cual reacciono con respeto y resignación. No las hay porque nunca las recibà con sinceridad. Hace diez años preferà vivir el duelo en soledad cuando me di cuenta que las palabras no reviven a un muerto. Y no las habrá simplemente porque nadie me las ha pedido, ni ella, ni nadie.
Y a partir de mañana seré un insensible.
FotografÃa: http://www.flickr.com/photos/sebastianba/
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