Y surgieron mil explicaciones... que las protestas por el Transantiago, que el exceso de velocidad... hasta que era castigo de Dios dijeron. Lo único rescatable, hasta ahora, es que encontraron un uso creativo a las micros amarillas que no seguirán en circulación.
Y claro, queda la interrogante de quiénes en realidad están están dando el show. Para mà tiene una sola respuesta: ustedes, pelotas. Y gratis más encima.
¿Vamos a dejar alguna vez esa cultura de pueblo chico por la recresta? Se trata de una obra como pocas en el mundo. Estemos a la altura, ¿ok?
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