Pelao

  • Por William Hernández F.
  • julio 31, 2006


Fotografía: ed ~ thefotokid @ Flickr

Esta es una analogía que literalmente no tiene un pelo de tonta y que surgió a partir de la conexión entre las pocas neuronas que me quedan vivas a esta hora, las que milagrosamente hicieron conexión gracias al vaiven y los frenazos del señor operador de la 670.

Erase una vez un señor que comenzaba a notar, gracias a lo que le decían sus amigos, que se estaba empezando a quedar pelado. Este señor no se resignaba a dar crédito a lo que escuchaba y se mantenía firme en su percepción de que no sufría de ningún problema a su cabello. Con el paso del tiempo, naturalmente, este problema finalmente comenzó a hacerse cada día más notorio e inquietar a nuestro amigo quien, de a poco, tomó más y más en serio el asunto y comenzó a pedir consejo a sus cercanos. Éstos, de su edad, muy sinceramente, le comenzaron a hablar de sus experiencias con la calvicie y de cómo estaban dandole batalla. Uno de ellos, quien se aprestaba para un largo viaje al día siguiente, antes de partir, le recomendó un buen tónico que había hecho maravillas en él y, con el mayor de los buenos deseos, le aconsejó que lo tomara.

Al otro día, nuestro amigo recordó el consejo de su yunta y se dirigió raudamente a la farmacia más cercana a conseguir el mentado tónico. Una vez en el lugar, consultó al boticario si entre alguno de los estantes conteniendo remedios para las más inimaginables enfermedades del hombre se encontraba tal tónico. La respuesta de éste no se hizo esperar. De inmediato le respondió que el tónico que había pedido era excelente para la calvicie y uno de los productos más vendidos de su farmacia pero que, sin embargo, su precio no era muy asequible. "Pago lo que sea", respondió nuestro amigo calvo. Así, salió con una gran sonrisa en su acostumbradamente triste rostro y, por cierto, llevando en uno de los bolsillos de su abrigo el frasco de tónico que hace un par de minutos había comprado.

Nuestro amigo llegó a su casa y, de inmediato, sacó de su bolsillo el frasco de tónico. No podía creer que luego de todo este tiempo de una vida sin gracia, al fin podría dar solución a su gran problema. Luego, buscó en la etiqueta las instrucciones para usar el tónico, pero como su visión distorsionada no era de las mejores, fue incapaz de leer la minúscula letra en busca de la forma de usarlo. Luego se alivió al recordar que había logrado anotar algo de lo que le había mencionado su amigo. Pero, por más que buscó y busco en los bolsillos de su abrigo, en su maletín y en su sillón favorito, el maldito papel no aparecía. Maldita mala suerte. Y ni pensar en ver a su viejo amigo quien seguramente ya estaba bien lejos, disfrutando su nueva vida. Después de un par de horas, recordó que posiblemente lo había olvidado en la farmacia, o en la parada del bus... ¡quién sabe dónde! Pero ya era tarde y nuestro amigo, dándose por vencido, fue a su cama a descansar y a tratar de recordar alguna vaga instrucción que le sirviera para usar el tónico.

Al día siguiente, despertó inusualmente alegre, hasta que recordó el infortunado suceso del día anterior. Preso de su temperamento, decidió que ya no podía seguir dependiendo de la gente a su alrededor para hacer tal o cual cosa, y como un viejo testarudo, comenzó a consumir diariamente y a su antojo del contenido del frasco de tónico. Comenzaron a pasar los días, semanas, meses...

A los tres meses, logró consumir la totalidad del frasco de tónico. Pero no fue hasta el mes siguiente que este pobre calvo por fin se decidió a comprar el segundo frasco, ya que no aguantaba más que los amigos cercanos que le iban quedando le repitieran el mismo cuento de siempre: te estai quedando pelao.

Y esa misma impotencia del señor calvo de mi cuento es la que siento ahora.

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4 comentan

  1. jajaja... buenas letras...

    Oye... te invito a revisar Odeo ahora. No se necesita ninguna invitación... sólo haz tu cuenta, ingresa a odeo estudio y comienza a subir mp3...

    Saludos..

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  2. pelaoooo no me llamaste jajaj de ahi nos llamamos besos

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  3. Qué notable el botón naranja de la izquierda de tu blog, bajo el título de "Utilidad Pública"... estoy a punto de copiarlo descaradamente...

    (aunque en realidad, no voto... pero pago el pato por los cagazos, como todos nomás...)

    W.

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  4. Que no le de nada... yo también lo copié. Aunque no me acuerdo dónde lo vi.

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