Amigos por siempre

  • Por William Hernández
  • julio 31, 2006

amigos por siempre
Fotografía: svenja311 @ Flickr

El viernes pasado, a propósito de un día entero de cuidar examen de título, vino a mi mente una vez más un tema que pareciera no haber superado aún. Amigos por siempre. El antojo de una funcionaria me asignó a una sala de examen de titulación en lugar de una de examen de grado. Ello implicó ver nuevamente a personas que hace rato desaparecieron de mi vida. Ya saben, egresados. Me encontré gratas sorpresas, compañeros que acababa de tener en los cursos del semestre pasado, y viejos amigos. Y amigas. Vi a la Gabi de nuevo. Nos saludamos a la rápida. La abracé. Ella sólo me iba a saludar como acostumbraba, pero entendió rápidamente lo que estaba sucediendo y cedió a mi abrazo. Me respondía rápidamente que había egresado hace un año. Y eso fue todo. Entre tanta gente que salía de la sala y la tontera de entregar la lata de Coca Cola en ese momento y no después. Según la funcionaria que me tocó en la misma sala, lo hacían así para que no la pidan en la segunda parte y suenen los "tssss..." durante la prueba. Craso error, porque muchos guardaron su lata de bebida para abrirla precisamente ese momento. Y así, sin muchos hechos extraordinarios, transcurrió el examen hasta pasadas las 4, la entrega de la fotocopia informando de la feria empresarial (cuyas charlas parten mañana) y una que otra mina que yo creía que me odiaba y en realidad no pasaba tal cosa. Recoger todo, poner el número asignado a las hojas de respuesta de algunos chicos que (por el nerviosismo, talvez) lo olvidaron, y dejar constancia de una calculadora desaparecida (no, si la delincuencia está en todas partes... aunque el que se la llevó se habría pasado de re-huevón porque los asientos y las pruebas estaban numerados y cada número tenía su nombre). En fin, el trabajo de ese día fue harto, comenzó a las 9 de la mañana en punto y terminó poco antes de las 6 de la tarde. La recompensa: un grupo buenísimo y un almuerzo como los que rara vez tengo en mi casa. Pero, pese a lo extenso del párrafo, no iba a hablar de eso.

El ver gente que alguna vez se relacionó conmigo en forma cotidiana y que hoy brilla por su ausencia me hizo ver qué tanto dura lo de los "amigos por siempre". Amigos por siempre es una pelotudez. Perdón por parecer amargado, pero es así. Aunque uno no lo quiera. De seguro un buen día dejan de revisar su mail de la universidad o se hacen otro y como ya no me ven seguido no se acuerdan y no me lo hacen saber. De seguro un día se aburren del teléfono celular o les falla y lo cambian. O se cambian de casa. O se van a otro país. O un día los llamo sin saber cómo transcurren sus vidas, digo una palabra que no es entendida y cometo flor de ranazo mandando todo a la cresta.

En alguna parte escuché que "el tiempo lo destruye todo". Y la cagó que es cierto. El tiempo hace que las cosas que compartían dos personas se pierdan cuando éstas se separan, y que a partir de ese momento ambas personas vivan y se desarrollen sin influencias mutuas, pudiendo llegar a hacerse radicalmente distintas y que todo lo que tenían en común desaparezca por completo. Es en este punto en donde me detengo y pienso si hacer amistades para luego perderlas por uno u otro motivo al final sirve de algo. Uno no debería (más concretamente, no debe) tomar a las amistades en términos de "me sirve o no", porque eso no es amistad. Pero en este caso, al hacer las sumas totales hay algo que hace que las experiencias pasadas no reconforten. Esto toma dos caminos. El primero es el que toman los amigos que en realidad no fueron tan amigos y que una vez que desaparecen no se les echa de menos porque en verdad no eran imprescindibles (es duro decirlo pero es así) y en estos casos poco o nada importa. El otro camino es el de las amistades estrechas y cercanas, con las cuales se comparte algo más que la vida y los pensamientos de cada día, y que pueden llegar a ser vistas como hermanos o algo más fuerte aún. De esos que se prometieron, justamente, ser amigos por siempre y que, por cualquier motivo, y porque una cosa lleva a la otra, dejan de serlo. El dolor que se siente al recordar que alguna vez esa persona lo fue todo y hoy es una cosa lejana queda ahí y, valga la redundancia, duele.

Y entonces surge el dilema: ¿con qué actitud personal enfrentar el conocer nuevas personas? ¿la actitud defensiva, para no involucrarse con la otra persona y que por lo tanto, si se va, que no duela tanto? ¿o involucrarse en la relación y disfrutarla a concho, sin pensar en el futuro?

Y la verdad es que no tengo una respuesta. Si la tuviera...

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2 comentan

  1. ...sabes, yo he tenido muchos conocidos en mi vida y los diferencio perfectamente de la amistad pues creo que amigos de verdad tengo muy pocos...y cmo todos he creido que algunas personas son verdaderos amigos y resulta que no lo eran, no porque me hagan algo malo, sino porque por circunstancias llegan y por otras se van...y mi conclusión es que esto no es una trajedia china, sino simplemente ciclos en la vida donde habran ciertas personas que seran importantes a tu lado por algo, y que después tal vez ya no lo son mas (tanto para ellas como para uno)...asi que pare de cuestionarse el futuro y aprenda a vivir del presente que es lo que vale...

    Saludos
    Sorecita

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  2. Muy de acuerdo contigo, eso de "amigos por siempre" es una pelotudez, nada es por siempre, no podemos adivinar el futuro, es mas facil asegurar los bienes que las relaciones.

    Saludos!! :)

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