Ayer fui a las canchas del campus a trotar con la Clau. Ya lo había dicho en el otro post. Con lo que no contaba era con que las actividades de la semanita novata contemplaban una tocata con bandas en vivo (digamos no bandas truchas, estuvieron Sinergia, Los Bunkers y Tommy Rey según supe) a escasos metros de las canchas, en una cosa que le llaman la "concha acústica" que en verdad se dieron cuenta que servía para eso hace muy poco, porque lo habitual era que estas cosas las hicieran en las mismas canchas. ¿Tendrá que ver en esta decisión el que en unas actividades de la semana novata hace algunos años haya tenido que llegar una ambulancia de Help a llevarse unas cuantas novatas "Bob Esponja" rellenas con piscola? Ufff... mejor no me meto en eso.
Pensaba en que nunca en mi vida de universidad quise ir a alguna actividad de las dichosas semanitas novatas. Nunca me hizo clic. En primer año no supe quién era mi tutor hasta septiembre. Al final, cuando supe, era una mina encantadora que terminó siendo profesora de la Escuela, lástima que para septiembre ya casi no quedaban actividades de novatos. Pfff...
Volvimos a la casa de la Clau a comer algo y cuando ella se puso a regar el pasto de su casa ya eran las 9 y media, bastante tarde para mí. De vuelta, tenía que atravesar el campus para ir a tomar la micro y el guardia de la puerta se apura en decir "con alcohol no". Ya, mier... lo mismo de cuanta tocata hacen en el campus, se ponen a chupar más que orilla de playa y de ahí los guardias se ponen saltones. No me molestó por mí, que no tomo y me apesta el olor a copete, sino por el paisaje que me iba a encontrar al pasar por la zona de la famosa concha acústica y ver a puros pelotas tirados de tanto chupar. Mi pronóstico no estaba tan equivocado, puesto que hacia donde mirara había alguien con una cerveza de litro en la mano o, peor aún, haciendo equilibrismo. Me metí como uno más de la masa y mientras más percibiera que pasaba desapercibido entre ellos me sentía estúpidamente más válido, como si fuera normal quedar tirado de tanto tomar y fuera casi para reirse que existiera gente distinta que no se anda emborrachando ni haciendo el ridículo. Cuando llegué a la entrada principal, veía a los guardias lidiando con quienes querían entrar y pidiendo credenciales. Tuve que esperar a que abrieran la reja para los que querían salir.
Al final me dio lata esperar la 670 Transantiago que es la que me gusta y me fui en cualquier cosa que se moviera y me dejara en mi casa. Creo que me terminé yendo en la 643. Le pagué al orangután con $150 y no tenía monedas de $10 así que terminé pagando $100 (y yo odiando a los que piden que los lleven por ese monto, no paro de pisarme la cola en todo). A lo lejos veía el reloj de la estación del Metro San Joaquín y mostraba las 21:41. Alcancé a ocupar asiento, pero la micro se llenó tres cuadras más adelante.
Era primera vez que me tocaba estar en una de esas actividades novatas y realmente ahora sí que estoy seguro de que no me quitan el sueño. Bueno, en esas circunstancias, cansado, después de trotar dos eternas vueltas a las canchas, en verdad nada me quitaba el sueño.
ZZZZzzzzZZZZzzzzZZZZzzzzzzzzzzzzzzzz...
[De 44 Shadow Lane]
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