Pretoriano se murió

  • Por William Hernández
  • febrero 03, 2006

Indignación. Indignación por las personas que me rodean. Eso fue lo que quizás me llevó a hacer lo que hizo. Ya me imagino. Correrían rumores de que posiblemente se trataba de una muerte por inmersión en la piscina de una antigua amiga, aprovechando el momento en que ella fue a ver quién llegó o quizás qué cosa. Otros hablarían de un ahorcamiento, posiblemente en mi habitación, usando la cuerda con la que se sostiene una cortina que separa mi espacio de el de mi hermana, porque mi casa tiene un sólo dormitorio, forrado de cartones y que comparto con ella. Pero el rumor que más trascendería sería en que dice que habría sido alcanzado accidentalmente por un tiro cuando llegaba a mi casa en el sector donde vivo. Dirán que mis estudios universitarios y estar a un año de salir no me daban motivos suficientes para seguir con vida. Los curitas de turno en TV prediacrán sobre lo que realmente importa en la vida. La pastoral de mi universidad se desharía a homenajes y cuanta cosa más... Pero no.

Nada de eso. La muerte fue otra. Mental. Aunque el motivo es el mismo. Me siento profundamente indignado por el actuar de quienes me rodearon en vida. Personas que están dispuestas a ayudar a algún amigo que lo necesita, pero si está demasiado dañado, simplemente se sacan el bulto de encima, "perdonando al que ha pecado, pero apartando al descarriado". Gente que comúnmente opta por actuar según su propia conveniencia en lugar del bien común. Gente que lo único que hace todo el tiempo es salvarse el pellejo. Perdónenme por ser su eterno cacho, pero por favor dense cuenta de una buena vez que ustedes son gente malditamente falsa.

Se me presionó a mirar positivamente mi vida, mientras todo el mundo despotrica contra mis defectos. Cuando les pedí que me hablaran con la verdad, vieron sólo lo malo. Gente que me ha encontrado defectos... montones. Gente que ha descubierto mis virtudes... unos pocos.

Impulsivo, mojigato, manipulador.

Soy orgullosamente impulsivo. No podría ser de otra forma. La vida es juego. Cuando se está abajo, sólo arriesgando se puede ganar y salir del hoyo.

Mojigato, talvez. Pero fue cuando trataba de hacer ver al resto de las personas que mi mundo no es el mismo de ellos, que no traten de adaptar un contexto de vida personal a mi vida, a mi actuar. Que soy distinto a ellos. Que nací en cuna de lata, que pasé hambre y privaciones y que viví en distintas condiciones que ellos y que en definitiva soy producto de una historia diferente a la de las demás personas.

Manipulador, a mucha honra. Me recomiendo a mí mismo una dosis de ello cuando siento que no puede haber ningún problema en frente mío que no tenga deseos de resolver, que me gustaría ser quien consiga cada cosa que se propone, en especial conviviendo con gente que me pide a cada momento que cambie aspectos de su personalidad pero que jamás ceden un sólo centímetro. Puta que me da bronca eso. Por qué tengo que ser el que otros quieren que yo sea. Váyanse a la misma mierda.

Ya había dicho que tenía ganas de renacer. Pero faltó el episodio cero. Y era, efectivamente, que estoy muerto.

[De 44 Shadow Lane]

También te podría interesar

0 comentan