Mañana cambio de casa. Pero ni tan lejos. Es en la misma cuadra. A una casa. Una casa de verdad. Mi hermana sacó un crédito "refrescante" -podrán adivinar en qué banco-, con la idea de pagar todo lo que se debe y cambiarse de casa. Se supone que las cosas van a cambiar para mejor. Pero creo que los que más ganaron van a ser ellos. Mi hermana, porque al fin va a tener un dormitorio para ella sola. Mi viejo, porque al fin va a poder dormir en un dormitorio y no en el sofá. Y de yapa, por una promoción del banco llegará un nuevo amigo coreano de pantalla plana al living de la casa. Wow... siempre quise ver telebasura en pantalla plana. Los perros del conocido periodista Mario Hugo no me van a sacar pica.

Pero, pese a todo, no me pasa nada. Mis pensamientos se van inevitablemente a los amigos que ya no estarán. Y a mantenerme sereno para recibir a las nuevas personas que llegarán a mi vida y que ojalá no se vayan.
La Maca de las misiones -del desastre de las misiones- dice que después de todo no soy una mala persona. La Anita me contó. Y yo le creo a la Anita. Al menos no soy un depravado, porque esas sà son malas personas.
Tengo motivos para vivir y otros para morir.
Tengo que amortiguar todo esto. Y lo estoy logrando. Y ni con eso me puedo sentir bien. Las cosas malas no me dejan disfrutar las buenas. Qué lata.
[De 44 Shadow Lane]
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