En casa ya tenemos árbol de navidad con luces, adornos y todo. Un manso ni que pino de 2 metros que apenas cae en la casa. Siete lucas... obviando el efecto "990", claro. Y esta maravilla se la debemos a mi hermana que trabaja en una cadena de megamercados muy famosa de la que no voy a decir su nombre pero que el logo son cinco letras azules en fondo blanco... oops, dije demasiado. Y las luces no son de cuneta, de esas que hacen corto circuito y que causaron el desastre más grande en el especial de navidad de 31 Minutos, no, nada de eso. Según mi hermana colorienta, todo el kit navideño costaba la no despreciable suma de 100 lucas, pero se lo llevó a ese precio irrisorio porque era supuestamente de exhibición y ayer habían decidido liquidar todo lo de navidad. Mi viejo, obviamente, la tuvo que ir a buscar y pa variar quejándose por el Transantiago que al parecer nunca le gustó (es la opinión de alguien que prefiere el Morandé con Compañía en vez del noticiero al cierre y escucha Amar Azul, es comprensible). A mi viejo no le gusta mucho la idea de que nos "regalen cosas", porque hiere su orgullo, porque es él quien supuestamente tiene que esforzarse por nosotros. Lo mismo pasó cuando un amigo me armó un computador con partes que juntaban polvo en su closet. Ahora que me voy a armar un computador nuevo con mi plata no le afecta tanto, porque no es regalado, y a la vez se enorgulece de que haya ganado algo de plata (como ayudante, aunque todavía no sé a quién cresta ayudé).
El árbol no es exactamente el de la foto, pero se parece... algo.
[De 44 Shadow Lane]
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