Hay un terremoto en el norte... y un terremotazo en mi cabeza.
Aún me cuesta reponerme. No digamos que desaparecieron mis ganas de bloguear, pero de que están escasas, lo están. Todo es malo, mi entrega 5 del proyecto de Web y mis partners que no se dignan en aparecer diciendo qué han hecho hasta ahora (y peor aún, la entrega final es la proxima semana y hay que tener lista la aplicación completa... valor). La noche en que llegué a mi "nueva casa" un drogo, de la nada, aparece afirmando que "compartió conmigo" unas chelas y que "se acordaba de mÃ" y que según él "yo andaba tan dado vuelta que por eso no recuerdo nada". ¡Anda a meterte tu mierda de pasta base en el culo! Ello sin duda me recordó que el infierno adonde fui a parar sin duda no es precisamente el lugar al que me hubiese gustado llegar a vivir. Es una mierda. Veo el dormitorio y recuerdo cuando estaba chico y me dio una bronconeumonÃa que me dejó a punto para el hospital. Y todo por vivir entre tablas, papeles y cartones. Una mierda de vida. ¡Hasta la semana pasada yo vivÃa en una casa bonita de ladrillo y cemento! Aún me duele. El domingo en la noche sabÃa que iba a ser mi última noche en una casa y lo tenÃa muy claro. Fue una noche ultra depresiva. Terminé de llorar a las 2 y media de la mañana. Ahà recién pude dormir un poco.
Es mi castigo por aspirar a cosas materiales.
Soy pobre. ¿Acaso podrÃa naturalmente aspirar a otra cosa?
Reflexiones después de cinco años
Hace 19 horas.
1 comentan
¿Aspirar? ¿Y te lo preguntas? ¡tú sabes todo el potencial que veo en ti!
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