Ayer fui a ver a la Clau al laboratorio. Luego de saludarnos, la abracé. Me preguntó si me pasaba algo. ¿Por qué me tiene que "pasar algo" cada vez que la abrazo? No me pasa nada, dije, sólo querÃa abrazarte... ¿tiene algo de malo? No duramos ni 5 minutos los dos solos cuando llega una amiga, luego llega otra y era evidente que me habÃan sacado de la conversación. Una de las amigas toma la agenda de la Clau, le llama la atención un cuento en una de sus páginas. Léelo, es divertido dice Clau. Ella lo lee y en efecto lo encuentra simpático. La curiosidad me baja. Tomo y leo:
El Amor y la Locura
Cuentan que una vez se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera vez, la locura como siempre tan loca propuso: "Vamos a jugar a los escondidos". La intriga levantó el ceño extrañada y la curiosidad sin poder contenerse preguntó:
¿A los escondidos? ¿Y eso cómo es?
Es un juego, explicó la locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden, y cuando ya haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El entusiasmo bailó secundado por la euforia y la alegrÃa dio tantos saltos que terminó de convencer a la duda, e incluso a la apatÃa, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si al final siempre la hallaban, y la soberbia pensó que era un juego muy tonto, en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella, y la cobardÃa prefirió no arriesgarse.
Uno, dos y tres, empezó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que como siempre, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró tras la sombra del triunfo, quien por su propio esfuerzo habÃa logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que encontraba le parecÃa maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino para la belleza; que si la hendija de un árbol: perfecto para la timidez; que si el vuelo de una mariposa: lo mejor para la voluptuosidad, que si una ráfaga de viento: magnÃfico para la libertad, y asà terminó en ocultarse en un rayito de sol.
El egoÃsmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para el. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris, y la pasión y el deseo en el cuarto de los volcanes. El olvido, se me olvidó donde se escondió, pero, eso no es lo importante, Cuando la locura estaba contando 999.999, el amor aún no habÃa encontrado sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al fin divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la pereza solo a tres pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe discutiendo con Dios sobre zoologÃa y a la pasión y el deseo las sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el triunfo. El egoÃsmo no tuvo ni que buscarlo, el solito salió de su escondite, resultó ser un nido de avispas.
De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió la belleza, y con la duda resultó todavÃa más fácil, la encontró sentada cerca sin decidir aun de que lado esconderse.
Asà fue encontando a todos. El talento, entre la hierba fresca, a la angustia, en una oscura cueva, a la mentira, detrás del arco iris, mentira si estaba en el fondo de los océanos, y hasta encontró al olvido, ya se le habÃa olvidado que estaba jugando a los escondidos.
Pero solo el amor no aparecÃa por ningún sitio. La locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencido divisó un rosal, tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, un doloroso grito se escuchó. Las espinas habÃan herido los ojos del amor. La locura no sabÃa que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo, Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra: El amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
Luego tomé el diario, pero nada de ahà me llamaba la atención. Me encontraba como un pobre idiota parado junto a ella y a sus dos amigas. No hablaba nada. No me interesaba nada. Le estaba contando a la Clau lo que pasaba con el asunto de mi casa, que no se preocupe por el asunto de la bicicleta que le robaron a mi viejo, que una tÃa le pasó otra... pero por lo visto creo que a nadie le interesa eso. Luego de un largo rato me fui. Y pensaba hasta cuándo tendré que desparramar afecto sin destino.
Hasta cuando.
3 comentan
Te felicito por tu blog! lo encontré muy original y cálido ;)
ResponderBorrarLa historia está super buena, y es verdad, el amor es definitivamente ciego por culpa de la locura :S...
Gracias por tu comentario, tienes razón, hay que ser selectivo con las amistades, pero lo que desiluciona es q a veces una conoce gente hace muhco tiempo, y derrepente salen con actitudes extrañas que te desconciertan y te hacen ver que en realidad no sabes nada de ese/a amigo/a....
Saludos!
Ya llegará la persona indicada.
ResponderBorrarMe encantó el cuentito!!
Saludos
Oye... pretoriano.. cuando uno da amor como que cuesta mas recibirlo de Vuelta ... es simplemente por que la tierra es asi.. se traslada y Rota.. y lo peor quesi uno quiere y no recibe.. se queda en pelotas.... Eso.. Bueno te comprendo yo..... paso por algo similar.. asi es Chile.. si no le das con el latigo no pega.. oye Mi blog es ahora http://ladoscuro.bitacoras.com/... buen cuento amor y Locura... Lokohugo soy..
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