Sigo preocupado por lo que contaba en el anterior post. Me quedan $51,20 en el celular. Si le mando un mensaje de texto me voy a quedar sin ni uno para al menos hacer sonar el teléfono al otro lado y que me llamen de vuelta. La próxima semana voy a casa de un amigo y entonces talvez pueda aclarar el asunto con ella a punta de MSN... Su semestre viene con la clasica dualidad trabajo/estudio. Las posibilidades de juntarnos se van haciendo casi nulas, así que me estoy haciendo la idea de que, aunque volvamos a estar bien, sólo mails habrán de aquí a un buen tiempo. Triste.
Espero en este nuevo semestre poder sacar a relucir mis nuevas ideas sobre ir a la pelea, aunque creo que será bueno hacer algunas aclaraciones respecto a esto. En primer lugar, no se trata de ir a la pelea siempre, sino sólo cuando mis esfuerzos puedan servir para lograr un objetivo. Si noto que, por más esfuerzos que ponga, el objetivo no se logra, no peleo. Sencillo.
Este semestre tambien viene otro cambio brusco: no hay pastoral. No hay grupo de misiones, no hay almuerzos en el Fud Guaren, no hay nada de eso. Siento de vuelta de un mundo en el que no encajé nunca. Que hice mis esfuerzos, los hice. Soporté muchas situaciones incómodas, desencuentros con otros misioneros, faltas de fe pasándome la cuenta y provocando multitud de sinsabores en cada una de las misiones de la universidad a las cuales fui. Vuelvo a darme cuenta que no sirvo para seguir una religión. Prefiero mirar eso desde lejos, ya sin ganas de formar nuevamente parte de eso porque mi lugar no está ahí, ni en las misiones, ni en la preparación para los sacramentos (intenté confirmarme tres veces por la religión católica en la pastoral y las tres fallaron) ni en ninguna de las instancias que me ofrecieron quienes conversaron conmigo antes de venirnos desde las misiones. Porque todo me recuerda ese mundo de gente pudorosa que se escandaliza por mi afecto, que quiso hacerme parte de su grupo pero que en el momento en que peor estaban las cosas me dio la espalda.
Trataré de encontrar la paz en mí mismo. Porque uno sólo se tiene a sí mismo y los demás pasan rajados en auto.
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