Vengo llegando de acompañar a mi amigo puentealtino con su nueva pior-es-nada y con el violÃn en la mano. No le faltan. Creerse el cuento hace la gran diferencia. Digamos... si yo me creyera el cuento ya estarÃa "egresado" como casi todos mis amigos de primer año de la universidad que cuando se conectan al MSN les encanta poner la palabra "egresado" al lado de su nick. Terminando el magister y aceptado en el doctorado. Hácete esa. Más encima con esa nueva idea de formar una empresa de consultorÃa estadÃstica... sin duda este chico se las trae. Me doy cuenta de todo lo que este chico ha obtenido en su vida, me acuerdo que salió de la enseñanza media con un 5,3 y yo con un 6. Me veo empantanado en ingenierÃa civil con 2 años más por venir. Creerse el cuento, dar la pelea, hace la gran diferencia. Si estoy donde estoy es porque no me gusta dar la pelea. Llamarme Pretoriano es una paradoja. Pretoria es una ciudad de Sudáfrica que estuvo entre el siglo XIX y el XX en guerra. Los pretorianos daban la pelea. En cierta medida soy la oveja negra. Soy el guerrero que no pelea y que le da lo mismo. O debiera decir que "le daba" lo mismo. Y me digo ¡ya está bueno poh! Y deberÃa empezar a darle la pelea a la vida. Soy el tÃpico gil que no entrega una tarea cuando queda un dÃa para la entrega y no ha hecho nada, en lugar de hacer lo que alcance. Soy el tÃpico gil que sabe que merece más puntaje pero que nunca manda a recorregir una prueba. Soy el tÃpico gil que disfraza la flojera por desestresamiento.
Por suerte mañana va seguro el McPicnic...
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